Diario de León

CULTURA

Tiza para no olvidar la muerte

Luis Melón realizará una acción ante San Marcos el 12 de septiembre para recordar a los presos del campo .

El artista Luis Melón, artífice de la idea.

El artista Luis Melón, artífice de la idea.

Publicado por
CRISTINA FANJUL | LEÓN
León

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Serán cuatro performances con las que el artista leonés Luis Melón quiere conmemorar el Día internacional de las Víctimas de Desapariciones Forzadas y los represaliados. La primera de ellas tendrá lugar el próximo 12 de septiembre en la plaza de San Marcos. Será, según destaca el creador, una acción reivindicativa en la que el artista y el público que quiera colaborar escribirán en el pavimento con tiza los más de seis mil nombres de las personas que fueron recluidas en el campo de concentración de San Marcos. Luis Melón pretende con ello rendir tributo a las personas que fueron encarceladas por defender el orden democrático establecido, poner en valor la historia del Parador y hacer un llamamiento a las instituciones para que se active la ley de la memoria histórica.

«Los nombres se pintarán en tiza para que con el paso de los días sean borrados y pisoteados, un símil de la actual desidia del gobierno y las instituciones sobre los represaliados, las fosas y cualquier cosa que tenga que ver con la memoria histórica», defiende Melón Arroyo.

El artista se ha inspirado para poner en marcha este proyecto en el Memorial a los caídos en Vietnam de la artista y arquitecta Maya Lin. Este monumento es, segú nsostiene Luis Melón, una iniciativa que busca perpetuar la memoria de los muertos. Ese mismo día, el Auditorio acogerá un acto de la Asociación para la Memoria Histórica, que colabora con Luis Melón en este conjunto de interpretaciones. La próxima tendrá lugar en el Bierzo y en ella participarán algunos familiares de los represaliados. Asimismo, el artista tiene la pretensión de que se desarrolle como una acción pictórica que plasme los nombre en un lienzo gran para crea una especie de garabato. La última se materializará en una intervención fotográfica sobre tapias y lugares de ejecución y se desarrollará por toda España y mi objetivo es crear una serie de fotografiás para exponerlas.

Por otro lado, con todas las imágenes que se obtengan de las diferentes iniciativas que se pongan en marcha en toda España. se realizarán diferentes piezas para su exposición.

El campo

San Marcos, donde llegó a haber siete mil presos, se convirtió en campo de concentración pocos días después del golpe. Todos cuantos resultaban sospechosos de masones, republicanos, izquierdistas, liberales o simplemente tibios eran conducidos a la prisión. Una vez allí se decidía que hacer con ellos.

Hay numerosos testimonios que narran cuál era la vida en el convento. Así, Luis Gamonal Díaz, que fue encerrado en la sala número tres, destaca que se trataba de una sala capaz para contener 70 hombres donde llegó a haber reunidos hasta 112 detenidos.

El detenido relata cómo la guardia civil les propinaba a la entrada de las salas unas «palizas formidables» que hacían a muchos perder el conocimiento. Una vez dentro de la sala se les volvía a sacar para cortarles el pelo al rape. El relato que hace del día a día no puede resultar más terrorífico. Los presos eran levantados a las seis de la mañana y, tras evacuar las necesidades pertinentes, se les formaba en el patio para que se lavaran en el pozo artesiano. Mientras tanto, y siempre según la declaración de Luis Gamonal, los guardias repartían golpes con vergajos y fusiles «sin respetar edades ni situaciones». Entre las nueve y las diez de la mañana, se presentaba el cabo de presos y llamaba a maestros, médicos, veterinarios, abogados y contables, esto es, a todo aquel que poseía una carrera o tenía una ilustración superior. «Se les dotaba de cubos y escobas con las que habían de barrer y limpiar las dependencias de los carceleros, al mismo tiempo que pasillos y retretes.

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