Diario de León

CULTURA

Sharon Art, la última colectiva... del verano

La galería muestra una selección de sus fondos como broche de la temporada.

Martin Riwnyj firma este cuadro, representativo de su querencia por las mujeres solitarias.

Martin Riwnyj firma este cuadro, representativo de su querencia por las mujeres solitarias.

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Marcelino Cuevas | león
León

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Interesante y espectacular es la exposición que hasta el próximo 6 de septiembre presenta la galería Sharon Art. En ella pueden contemplarse obras capitales en la carrera de algunos de sus artistas más habituales, como Martin Riwnyj, Luis Azón, Catalina del Miro, Manolo Antolí y Francesc Estall.

Martin Riwnyj es argentino y vive la mayor parte del año en Buenos Aires, pero cada año recoge su producción pictórica y cruza el charco para mostrarla en el viejo mundo, especialmente en Italia y España. El artista argentino sigue cultivando los escenarios urbanos, unas calles que, por cierto, cada vez se parecen menos a su querido Buenos Aires. Otra faceta nueva en el pintor es el añadido de materia, el relieve que han cobrado sus pinturas. Pero el auténtico glamour de la pintura de este argentino internacional sigue residiendo en la belleza de unas mujeres solitarias y vestidas de fiesta que se asoman, audaces e ingrávidas, a las calles vulgares y melancólicas de una ciudad solitaria. Por su parte, Luis Azón dice de su obra: «Lo mío es especialmente la música, quizá porque me considero un mal músico de jazz. Me gusta retratar a sus intérpretes en el ambiente especial de los clubes donde actúan, siempre con su toque bohemio. También pinto con frecuencia a pequeñas orquestas de música clásica. El otro tema que toco asiduamente es el de bares y cafés llenos de un público heterogéneo que en muchas ocasiones permanece en silencio, personajes aislados de la multitud que le rodea, incomunicados con su entorno. Trato de que mis cuadros tengan una apariencia un tanto cinematográfica».

La pintora asturiana Catalina Delmiro sigue enamorada del paisaje, «de esos paisajes envueltos en la niebla, tristes la mayoría de los días, oscuros, llenos de melancolía… y de belleza». Así ve su tierra una gran pintora, una artista de largo recorrido que ha sabido encontrar nuevos caminos para, en definitiva, ofrecernos unos encuadres que ya habíamos visto vestidos de otros ropajes.

Manolo Antolí es de Alcoy y de ahí le viene su pasión por la luz. Antolí pinta con la rara perfección de aquellos paisajistas que vivieron a caballo entre los siglos XIX y XX. También es capaz de hacerlo como los mejores representantes del hiperrealismo de los setenta. Y puede pintar como le dé la gana, porque tiene unas aptitudes envidiables para el manejo de los lápices y los pinceles. Con igual maestría se enfrenta a un paisaje, a un bodegón o a un desnudo, y esto se puede comprobar estos días en la galería Sharon Art.

Finalmente, Francesc Estall es un artista catalán que se muestra enamorado del mar, de las mujeres hermosas y de los contraluces. Pinta Estall unos cuadros en los que el telón de fondo es, la mayoría de las veces, el azul interminable del Mediterráneo. Playas románticas retratadas en el momento mágico del atardecer, cuando las sombras se alargan y el sol se acuesta tras el horizonte con delicada lentitud. La dorada arena de la playa, la resaca ondulante que acaricia los pies de la modelo y la belleza de la mujer componen un todo armónico que demuestra la exquisita maestría del artista. Y cuando Francesc Estall no está mirando al mar y se acoge al silencioso espacio de su estudio, se encuentra también con sus modelos, mujeres jóvenes de extraordinaria belleza cuyos cuerpos refleja con dulzura en sus óleos.

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