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cultura

«La resolución de problemas como el de los refugiados pasa por las Humanidades»

El leonés Natalio Fernández, eminencia mundial en temas bíblicos, ya es miembro de la British Academy for the Humanities and Social Siences, una distinción que comparte con tan sólo otros cuatro españoles.

La British Academy está considerada la institución de más prestigio académico a nivel mundial.

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EMILIO GANCEDO | LEÓN
León

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Con la misma facilidad que el lector español lee este artículo, así comprende y traduce Natalio Fernández Marcos textos en griego, latín, hebreo, arameo y siríaco. Más que una profesión, estudiar y verter a otros idiomas la palabra sagrada —también domina a la perfección el inglés, el francés y el alemán modernos— ha venido inspirando su vida entera. Nacido en Villanueva de las Manzanas en 1940, Fernández Marcos ha sido, entre muchas otras cosas, el único estudioso de habla hispana que formó parte del equipo redactor de la edición crítica de la Biblia hebrea, pero fue además el encargado, junto a otros dos expertos, de sacar a la luz la versión española de la llamada Septuaginta, la primera traducción de la Torá (el Pentateuco, los cinco primeros libros de la Biblia), del hebreo al griego, mandada hacer por Alejandro Magno con destino a la mítica biblioteca de la ciudad que fundara en Egipto.

Y ahora, como inesperada medalla a una carrera cargada de publicaciones y enseñanzas, pero no tanto de reconocimientos públicos, la British Academy for the Humanities and Social Sciences, considerada una de las instituciones de mayor prestigio académico a nivel mundial, acaba de nombrarle ‘corresponding fellow’ o académico. «Es la mejor culminación de mi carrera científica, una distinción que nunca hubiera imaginado», confiesa Natalio Fernández sobre una entidad británica de la que no cabe buscar paralelo en nuestro país. Al abarcar las Humanidades y las Ciencias Sociales, incluiría las academias españolas de la Lengua, de la Historia, de las Ciencias Morales y Políticas...

La validez del ‘Libro’

La pregunta por la modernidad del libro objeto de todos sus esfuerzos es obligada. «La Biblia sigue estando de máxima actualidad porque continúa influyendo en nuestras vidas a diferencia, por ejemplo, de Homero o del Quijote. Y hoy irrumpen con fuerza nuevas interpretaciones, como la feminista, la poscolonial o la posmoderna, sobre todo en América, Asia y África», reflexiona quien es hoy profesor Ad Honorem del Instituto de Lenguas y Culturas del Mediterráneo y Oriente Próximo y también del CSIC, donde ocupó diversos puestos desde 1972. «La Biblia se está estudiando más que nunca como Patrimonio de la Humanidad en cuanto literatura, no como libro de algunas religiones —prosigue—. Y siempre se ha utilizado como libro político desde el Israel antiguo hasta las conquistas coloniales. En 2002 estuve en un congreso en Sudáfrica y me alegró ver a jóvenes negras defendiendo nuevas interpretaciones liberacionistas de la Biblia precisamente allí donde hasta 1994 se había defendido el apartheid con la Biblia en la mano».

Sabio humilde y concienzudo, Fernández Marcos reconoce que sigue habiendo «puntos oscuros» en la interpretación de la Biblia. «Por ejemplo, un 25% del libro hebreo de Job no sabemos bien qué quiere decir», comenta. Y reafirma que el descubrimiento y publicación de los célebres ‘manuscritos del mar Muerto’ en la segunda mitad del siglo XX «ha revolucionado la historia del texto bíblico». Intenta resumir el problema: «Frente a los manuscritos hebreos medievales, los únicos que conservábamos, aparecieron entonces libros bíblicos y fragmentos en hebreo anteriores en mil años a los medievales, de cuando no existía un texto unificado de la Biblia, sino una pluralidad de textos».

Reconoce este erudito leonés que lo que más le enorgullece de toda su carrera ha sido «haber podido dirigir en el CSIC un excelente equipo de investigación, expertos en hebreo, arameo, griego, latín y copto. Nuestras publicaciones han tenido un fuerte impacto internacional y nos sentimos modestos herederos de los hebraístas, helenistas y latinistas españoles que en el siglo XVI publicaron las dos primeras biblias políglotas, la Complutense (1514-1517), bajo el patrocinio del Cardenal Cisneros, y la de Amberes (1568-1573), dirigida por Benito Arias Montano y patrocinada por Felipe II».

Retos humanísticos

Un legado que contrasta, y mucho, con la actual situación de menosprecio de la cultura y las disciplinas humanísticas en España. ¿Qué cree Natalio Fernández que perdemos, si olvidamos todo ese conocimiento y esas aptitudes? «Perdemos conocimiento y perdemos humanismo. Por ejemplo, de las Humanidades y de las Ciencias Sociales depende en buena parte la resolución de problemas candentes de hoy en día como el terrorismo, los refugiados y las migraciones. La economía es un tema clave, pero también la fe que está renaciendo de distintas formas en el mundo frente al secularismo —precisa—. En este sentido me sorprende favorablemente que el gobierno inglés recurra con frecuencia a la British Academy para asesorarse en problemas de magnitud global, interétnica e interreligiosa».

Pero aparte de su inclusión en la distinguida academia inglesa, Fernández Marcos se siente estos días satisfecho porque en octubre aparecerá el volumen cuarto y último de su traducción española de la Biblia Septuaginta, «uno de mis mayores logros», como declara. Según la leyenda, hace 2.300 años hicieron falta 72 eruditos y el mismo número de días (de ahí su nombre) para volcar a la lengua griega los textos hebreos. Hoy ha hecho falta una década... y un paisano de Villanueva de las Manzanas.