CULTURA
«Mi trabajo es convertir el día a día en algo hermoso»
‘Ensayo y error’, ‘Rara’ y ‘Dilema’ son las tres incursiones discográficas en solitario de la cantautora Goergina León, las mismas que, en formato acústico, presenta esta noche en el escenario del Espacio Vías esta optimista y enérgica venezolana afincada en España desde hace once años y que se siente «muy madrileña»
De León lleva el apellido, pero, de esta tierra, la venezolana Georgina sólo sabe que puede hacer mucho frío. Así que tal vez sustituya su prenda talismán, «una chupa de cuero», dice —«porque el rock and roll se lleva por dentro y por fuera»—, por un plumas. En fin, intendencias de un viaje al Norte a primeros de otoño... Hay eslabones intermedios más que perdidos, como es su caso, en forma de artistas que pueden sonar tanto en radiofórmula como aparecer en locales de marca cantautora. Y este es el caso de esta creadora que hace once años que vive en Madrid y sabe que una gran ciudad da para barrios populares como Campamento y para otros más bohemios como La Latina. Sabe más, por tanto, y vivido, que algunos propios, y le sirve para que su música y sus letras lleven el sello de la poesía cotidiana. Piano, guitarras, percusión y su voz, Pablo, Álex y ella, serán las armas para que hoy Georgina (Espacio Vías, 22.00) despliegue energía y dulzura, retranca e historias espejo para contar su vida. No se arrepiente de haber dejado el éxito fácil que tenía en su tierra. Vino por amor, cuentan las crónicas.
—Once años en España dan para mucho. Tanto, que de la mano de Warner ya no es sólo una artista afincada aquí sino que apuesta por presentarla en solitario. ¿Se van cumpliendo sus intenciones artísticas?
—Si te digo la verdad, me siento bastante madrileña. Me encanta conocer más otros lugares, porque la receptividad de la gente es muy linda. Y en parte tocar fuera de Madrid te quita presión, aunque voy, como por ejemplo hoy a León, con todas las ganas y a hacerlo lo mejor posible.
—Es cantautora pero con vocación de gustar a todos, y cierto aire independiente. ¿Dónde se encuentra más a gusto?
—Creo que eso de la música indie y la otra se irá unificando. Yo puedo pasar por ambos sitios, pero no tengo parámetros para sonar en una radio u otra. Igual ahora no me llaman para tocar en festivales, que me encantan, pero más adelante quién sabe.
—Dice que le gusta Alanis Morissette y Extremoduro... ¿Qué está en el término medio?
—También me gustan Carmen Boza o Zahara y otros muchos. Creo que hay una generación brutal de chicas que cantan. Y me encanta Natalia Lafourcade.
—Y entre todo esto, ¿quién es Georgina? ¿Canta para sí misma o para gustar al público?
—Pues alguien que intenta componer y crear empatía con la gente. Yo, lo de conectar con el público, me lo planteo quizá más que otros. A veces al componer nos quedamos sólo en parecer interesantes. Pero mi trabajo es hacer de las historias cotidianas algo bonito.
—En estos tiempos de tanto exceso de comunicación, ¿le llega el ‘feedback’ del público?
—Sí. La gente se lo pasa súper bien. ¡Se ríen mucho en mis conciertos! Porque me gusta el humor, la ironía. Con la canción Mi propio funeral, por ejemplo, pasa eso. Es súper alegre, mueves el pie y bailas al escucharla, porque en realidad es una historia que surge en esos días que te levantas de mala leche y dices: lo siento, pero hoy odio la vida.
—¿Se ha arrepentido de dejar su país y venir a España en una década tan complicada?
—Nunca me he arrepentido. Allí tenía más éxito pero no me gustaba el ambiente de trabajo que tenía. Prefería empezar de cero. Además, al ser artista de Warner aquí me han tratado siempre muy bien, como una más. Igual me gustaría ir a tocar, pero a vivir, no.