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Las edades de la mujer a través de la moda nupcial

Palencia acoge una exposición que recorre siete siglos a través de 25 trajes femeninos, desde el nacimiento a la viudez.

Dos rincones de la exposición ‘Las edades de la mujer, siete siglos de trajes de novia’, que reúne 25 trajes femeninos.

Publicado por
c. v. g. | palencia
León

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Como una segunda piel a través de la que mostrar a los demás el estatus social, el estado civil, la procedencia, el poder o la liberación, la ropa ha adquirido a lo largo de la historia una importancia que va mucho más allá de lo que puramente ornamental o artístico.

Cuando se trata, además, de trajes de gala y lucidos por mujeres esos aspectos no visibles a los ojos adquieren una mayor relevancia. Y eso es, precisamente, lo que propone mostrar la Diputación de Palencia a través de la exposición Las edades de la mujer. Siete siglos de trajes de novia , un repaso a la historia de la mujer a través de su vestido en sus distintas etapas, desde el nacimiento hasta la viudez, con los trajes de novia y gala de toda España como protagonistas y como secundarios, las alhajas, los tocados y los peinados. Los trajes son mucho más que telas cortadas a la moda del momento y adornadas, reflejan un momento en la historia, una condición de la persona que las viste, una posición económica o sus creencias, explica Manuel González, comisario de la muestra y coleccionista de trajes históricos de mujer.

En Las edades de la mujer son muchos los vestidos y complementos que lo reflejan, desde trajes de bautizo y niñas dancera junto a gorros de bautizo y de mal de ojo, también conocidos como gorros de acristianar, hasta de luto en negro riguroso pasando por el de zagalejo de soltera de la Alberca de Salamanca o de espigadora de Tierra de La Armuña donde predominan el colorido y los motivos vegetales con los que se indicaba la soltería de la moza. Entre los complementos que daban a conocer el estado civil, los diferentes moños para solteras, casadas y viudas o unas curiosas cintas azules que colgaban del recogido llamadas ‘sígueme pollo’ por el sensual tintineo que emitían al moverse la zagala y que las que la joven casadera atraía pretendientes.

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