Diario de León

LA ENTREVISTA

«Sería irresponsable tirar por tierra una escuela con 5.000 alumnos»

NURIA CASTAÑO / Profesora de la Escuela Municipal de Música, Danza y Artes Escénicas de León

La abogada y profesora de música en la Escuela Municipal de León Nuria Castaño

La abogada y profesora de música en la Escuela Municipal de León Nuria Castaño

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pacho rodríguez | león
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Profesora de la Escuela Municipal de Música, Danza y Artes Escénicas de León, también imparte clase en el Estudio Corazza, uno de los centros referencia de la interpretación en España. Considera que «sería irresponsable tirar por tierra una escuela de artes con 5.000 alumnos».

Nuria Castaño es una voz autorizada lo más lejos posible de la expresión como tópico. Es la guardiana de la voz como herramienta e instrumento, y se diría que en ella cobra entidad la comunicación total del ser humano, la de los ancestros. Y es una voz, la suya, personal, la de una leonesa volcada en las artes escénicas, teatro, música y más, que parte de la formación al máximo nivel para llegar a certezas, también lo más lejos posible del resultadismo amateur que asola el arte. Es fácil. Demuestra el compromiso con dos pinceladas biográficas y de currículo: comparte actividad como profesora titular de Música y Técnica Vocal en la Escuela Municipal de Música, Danza y Artes Escénicas de León; y es coordinadora del Departamento de Voz y miembro del equipo de coordinación pedagógica del Estudio Corazza para el Actor de Madrid. Y hace que las dos no sean una comparación odiosa.

Esta abogada llega a la inspiración por el camino de la preparación. Su formación se ha desarrollado en Roma, Hamburgo o Madrid. También en la Syracuse University de Nueva York, la Columbia University o el Linklater Center for the Voice and Language en Nueva York. Hace muchas más cosas. Una de ellas, mirar con estupefacción que la Escuela Municipal de Artes de León, buque insignia de la cultura en León, se debata entre el quiero y no puedo o la valentía. Aunque hace aguas, ella no se baja del barco.

—Hizo Derecho, piano, le gustaba el teatro... Y., al final, elige el camino más difícil, aunque sea para llega a una cima como es el Estudio Corazza, que junto a Cristina Rota, son totem de la interpretación en España. ¿Le ha mereciendo la pena tanto esfuerzo?

—Sí, son ya ocho años en Madrid y es trabajar al máximo nivel de exigencia y preparación. Y con gente con mucho talento, tanto los profesores como los alumnos.

—Pero en estos tiempos en los que la educación está en los huesos, ¿no es un hándicap dedicarse a algo tan especializado?

—Yo empecé con el piano, el canto, el teatro, en términos generales. Entonces no pensaba llegar a la voz hablada como dedicación. Pero profesionalmente es muy necesario. Sea el método que sea, el que elige uno, si es bueno y obtiene resultados, se convierte en un fiel a su método.

—¿Qué hace un día en el estudio de Juan Carlos Corazza?

—Doy clase, apoyo los montajes, enseño voz y técnica vocal sobre texto. O temas de dicción, expresividad del texto...

—Enseña a los actores a que estén en el paro, eso sí, con una gran preparación...

—La profesión está como está. Lleva 3.000 años en crisis. Si alguien quiere, por ejemplo, ser actor, que se prepare para una carrera de fondo. Que se olvide de hacer cinco años de carrera y encontrar trabajo. Al final, será un esfuerzo de día a día y mucho sacrificio. A un futuro actor, o a un presente, sólo se le puede recomendar mucho sosiego, estoicismo y espíritu de trabajo. Y, por supuesto, si no hay ánimo de explorar es mejor no meterse a actor.

—Veo que ni menciona el factor fama...

—Sí, puede ser que sea una profesión en la que a veces se imponga mucho ese factor como manifestación del éxito. Pero me da pena que la fama sea la tele. Los españoles no somos buenos mirando. Miramos mucho pero nos quedamos sólo con las cosas grandes y superficiales.

—¿Cómo lleva los vaivenes de la Escuela León?

—Tiendo a no tirar la toalla en medio del caos. Puede ser de las mayores escuelas de Artes de Europa. Con 65 profesores, 5.000 alumnos... No se puede tirar por tierra una escuela con ese potencial. Sería una irresponsabilidad. De momento, hemos empezado con algún grupo contra viento y marea.

—Parece necesaria una prueba de vida para que la escuela justifique su pervivencia. ¿Usted tiene alguna?

—Hicimos Yerma con los alumnos del grupo más avanzado de la escuela. Pero también Shakespeare’s play, con músicos y actores de 14 a 64 años, todos de la escuela. O algo maravilloso como Ver con el corazón, con alumnos de primaria y enfermos de Alzheimer. Y este año ponemos en pie, también con asociaciones vinculadas a la escuela, los Entremeses de Cervantes, en este caso con la Asociación San Claudio, tal vez el grupo de teatro más longevo de la ciudad. Hay muchas más cosas, pero, junto con el resto de la escuela, en otros sitios serían prueba suficiente para asegurar su continuidad.

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