Sergio Pazos / MONOLOGUISTA
«Tengo muchas ganas de salir a hacer el golfo por León»
Con el espíritu crítico que le insufló ‘Caiga Quien Caiga’, el actor gallego llega mañana al Teatro San Francisco con su show ‘Reviento, si no lo cuento’ —a las 20.45— para conmemorar los 25 años de Onda Cero León
Viene con «ganas de salir a hacer el golfo por León», una ciudad «maravillosa» en la que ha estado alguna vez de compras y cuya cecina le parece «excepcional». Será mañana —de la mano de Onda Cero y con el humor ácido por bandera— cuando ‘reviente’ si no cuenta todo aquello que le reconcome por dentro en el Teatro San Francisco.
—Dicen que en este ‘Reviento, si no lo cuento’ se despacha a gusto...
—Hago una especie de terapia con el público donde nos reímos un poco de todo; de Rato, las ‘tarjetas black’, de Botín, La Duquesa de Alba, Mariló Montero y sobre todo de la guerra de sexos. Es un espectáculo en el que interactúo mucho con la gente, incluso hay un número final en el que algunos suben al escenario y conversamos. Hay mucha ironía gallega.
—¿Y qué le gustaría contar pero no puede?
—Creo que no me corto en nada. Es un resumen de cómo está el país en el que aporto un poco el periodismo crítico pero con mucho humor.
—¿Qué queda de aquel reportero irreverente del ‘Caiga Quien Caiga’?
—Ayer mismo estuve con Tonino. Tengo muy buena relación con todos mis antiguos compañeros, de hecho nos vemos un par de veces al año. Enseñábamos las noticias de forma diferente. Hoy la prensa y la libertad están en un estado crítico, hay que desconfiar de todo.
—¿Echa en falta programas tan incisivos hoy en día?
—Los hay. Está Jordi Évole y su Salvados o El Intermedio que mantienen ese espíritu del CQC, pero es cierto que faltan reporteros que metan en vereda a los políticos.
—Ser ‘hombre de negro’ le trajo más de un problema en su carrera ¿no?
—Es normal. De pronto todo el mundo te conoce y aquella línea agresiva que seguíamos en los reportajes me pudo perjudicar. Pasé un pequeño desierto laboral porque me relacionaban con el programa.
—¿Lo volvería a hacer?
—Por supuesto, con un equipo serio como el que teníamos antaño. De hecho sería mucho más perverso.
—En su web dice que trabaja en la construcción de contenidos de forma lenta pero segura, como el Gobierno con el país. ¿Ha sido su paisano Rajoy lento pero seguro?
—Lo ha llevado a cabo como el mejor gallego de la historia haciendo suya la frase ‘donde dije digo, digo Diego’.
—Si ahora fuese aquel reportero capitaneado por el Gran Wyoming, ¿qué le preguntaría?
—Dos cosas. ¿Cómo es posible que a un tío que le gusta el ciclismo fume puros? y ¿por qué se presenta a unas Elecciones Generales con un programa que luego no va a cumplir? ¿No sería más lógico que dimitiera?
—¿A quién ve en La Moncloa tras el 20 de diciembre?
—No lo sé, a muchos medios les interesa que siga la derecha, pero es bueno que se pierda el bipartidismo y otros puedan exponer sus propuestas, no pasa nada por probar. PP y PSOE están ya muy oxidados, no hay que tener miedo al cambio. Me da especial pena que Izquierda Unida esté tan desunida. Eso sí, habría que exigir que el próximo presidente del Gobierno tenga al menos las carreras de ciencias políticas, económicas, que hable idiomas y luego además que convenza al pueblo con su gestión.
—Ha hecho teatro, cine, televisión... ¿con qué se queda?
—Con el que mejor me pague (risas). El cine tiene mucha presencia, la televisión te populariza y el teatro es el arte de verdad donde te la juegas en cada función.
—¿Se ve participando en una hipotética ‘Ocho apellidos gallegos’?
—Claro que sí. Me encantaría trabajar con Karra Errejalde en Galicia, es un buen amigo y el alma principal de la película. Ha pegado un pelotazo entre otras cosas porque los vascos han sabido reírse de sí mismos y evolucionan hacia una situación pacífica de una forma maravillosa. Creo que los nacionalismos están para unir, no para dañar. Yo soy nacionalista gallego, pero para que no pierdan nuestras raíces, no para pedir la independencia. De hecho yo querría que nos anexionáramos a Portugal, sería muy positivo.
—¿Vive hoy la comedia sus mejores días en España?
—No lo tengo claro. Yo amo el humor inteligente y subrealista. Ahora se lleva un humor facilón. Creo que hay que exigirle más al humor español.