Juan Carlos García experto en vinilos
«No me gusta nada la palabra nostalgia»
«Vendo discos pero pisando el presente». Lo dice el dueño de Bloody Mary, la incombustible tienda vasca en la que se inspira la película ‘Vinyland’, que hoy a las 19.00, con nuevo horario, se proyecta en El Albéitar.
El Teatro El Albéitar acoge hoy una nueva proyección de ‘Vinyland’, el documental cargado de ficción que homenajea el vinilo y las tiendas de discos con la vista puesta en el futuro. Y, aunque parezca un ejercicio imposible, alejado de nostalgia. Todo gira en torno a una tienda de discos, y su dueño, Juan Carlos García, está estos días en León promocionando el filme y disfrutando del Purple Weekend y de la ciudad. Y en ambas cosas, este vasco (él y su tienda son ‘made in’ Irún) sabe manejarse con destreza. Pero su pasión son los discos. Su tienda, Bloody Mary, canaliza toda esta historia de alta fidelidad que es ‘Vinyland’.
—¿Siente como algo excepcional reivindicar un negocio que es una forma de vida?
—La historia surge porque el director quiso celebrar los 25 años que llevo con la tienda. Pero es una forma de homenajear la música y también a todos aquellos que compran discos.
—La película mezcla ficción y realidad. ¿Lo que se ve en ‘Vinyland’ ha pasado alguna vez en su tienda, Bloody Mary?
—Se mezcla ficción y realidad para contar todas esas historias que rodean a la gente que frecuenta las tiendas de discos. La verdad es que, para resumírtelo mejor, diré que simplemente se trata de una historia de gente que tiene discos.
—Y para la gente que no es habitual de las tiendas de discos, ¿cómo es, en concreto, el cliente típico de ‘Vinyland’?
—Pues un poco como José Luis Olabeaga, el actor protagonista. Gente que le gusta la música desde un punto de vista pasional y respetuoso. Es más, él mismo, como actor, interpreta esa parte de su propia vida.
—¿Son conscientes de que, pasada a limpio en forma de película, hacen de su vida cotidiana alto excepcional?
—La película es un reconocimiento a todo lo que hacemos. Desde la óptica de que estamos activos. Si no te mueves, una tienda de discos te dura dos meses. Yo procuro hacer muchas cosas. Conciertos y muchas más presentaciones.
—La verdad es que usted ya era noticia por tener una tienda de discos y no haber cerrado...
—Sí. Es cierto. Mucha gente me pregunta: ‘¿Cuál es el secreto?’ Yo sólo puedo decir que el mío es estar activo.
—¿Cómo compagina términos tan antagonistas como pasión y vocación con rentabilidad?
—Pues con las dos primeras ante todo. Pasión y vocación pero con equilibrio. Porque la pasión te puede llevar a la ruina.
—¿Vive de su tienda de discos?
—Sí, como te digo se trata de hacer un equilibrio entre lo que se puede afrontar, y luego ofrecer algo que interese a unos clientes que saben de sobra lo que quieren. Pero vendo a toda España desde hace 25 años. Y a Francia. Y vendo discos pero pisando el presente. La nostalgia es una palabra que no me gusta nada. Mira, precisamente hoy en León tocan los suecos The Flight Reaction, y salen en la película. También Kurt Baker. Y si la película se hiciera dentro de veinte años, sería también con ese tono de actualidad.