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Publicado por
RAFAEL SARAVIA
León

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E scuchaba en una entrevista de hace unos días reflexionar a Emilio Lledó sobre el origen de la palabra poesía. La poesía, del griego ‘poiesis’, era la acción de crear. Esa acción donde se otorga existencia a algo que hasta entonces no lo tenía.

Su contertulia, una de las jóvenes poetas más importantes del panorama español, hablaba de su interpretación con respecto al origen de la palabra poesía y admiraba el significado original aludiendo que efectivamente ella veía en el oficio de la creación poética esa ligazón con el mundo y no con temas divinos. Ella veía el oficio de poeta más terrenal y menos complejo, «con los pies en el suelo».

La contestación de Emilio Lledó fue amigable pero contundente. La sencillez, o mejor dicho, lo simple, no está del lado del creador, del legislador, del artesano, del autor, del hacedor, del poeta —del poietés—. Aludió nuestro filósofo al texto de Platón, uno de sus diálogos, el Hipias Mayor, donde cierra con una frase que condensa tal vez una concepción del mundo muy apartada de nuestras metas actuales. Sentenció con la frase: Lo bello es difícil.

Acabamos otro año y los propósitos comienzan a fluir. Nuestra conducta de mejora no ha sido del todo fagocitada por la alienación de los mercados que todo lo pueden. Hay algo que nos empuja a entender que el esfuerzo, lo complejo, aporta beneficios a la hora de mejorar nuestra conducta y nuestra percepción de lo importante.

Nos proponemos hacer ejercicio regularmente, dejar de fumar, leer más, atender a nuestras amistades y a nuestros seres queridos con más intensidad puesto que sabemos que esas actitudes aportarán más y mejor a la manera de concebir una sociedad y una vida personal más nutritiva. Nadie se propone como meta en el año engordar a base de fritos, chatear con más personas y leer todo lo que salga de Belén Esteban. Sabemos que lo fácil nos aporta una felicidad tan mediocre que no se merece ni tan siquiera el nombre de felicidad.

Pero a la vez que nuestros propósitos se ennoblecen, el día a día nos empuja a la banalidad y la pretensión de que dedicarle esfuerzo a algo sólo es de tontos, que para eso están los avances, para pensar por nosotros. Salen libros como ‘Sé feliz en 10 pasos’, ‘El Quijote en 70 páginas¡’, ‘Cómo aprender inglés en 3 semanas’. Todo lo que nos rodea nos empuja a que lo difícil se denigre por falta de comprensión. Si un político usa palabras inusuales, se le tacha de pedante. No le exigimos que sea un modelo por arriba... queremos que sean modelos a seguir por abajo. Los tiempos en los que, por ejemplo, un político daba discursos que generaban estudio, como Azaña, han pasado. Ahora se les exige a los intelectuales que sepan explicar lo más profundo del pensamiento y la creación en 140 caracteres y con palabras planas.

Queridos amigos, mi propósito en este 2016 que entra ya mismo es valorar y aprender lo máximo, midiéndome con los que más saben para crecer. Acercarme a la belleza... pero teniendo claro que lo bello es difícil.

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