Diario de León

«Los temas tabú que nadie se atreve a rodar han aumentado»

Vicente Muñoz reúne en un libro los títulos más desasosegantes de la historia del cine.

El narrador, poeta y cinéfilo leonés Vicente Muñoz, fotografiado en Casa Benito.

El narrador, poeta y cinéfilo leonés Vicente Muñoz, fotografiado en Casa Benito.

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e. gancedo | león
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Son películas que dejan clavado al espectador en la butaca, completamente inmóvil hasta que empiezan a desfilar por la pantalla los títulos de crédito. Y no se trata necesariamente de filmes adscribibles al género de terror sino más bien de cintas impactantes, perturbadoras en la más amplia extensión del término, esas que anidan en la mente de quien las visualiza y se quedan allí dando vueltas durante mucho tiempo.

Así le pasó a Vicente Muñoz Álvarez con las 132 producciones que ahora ha reunido y glosado cinéfila y literariamente en la segunda parte de sus Cult Movies, Películas para la penumbra (ed. Excodra), que se suman a las 100 incluidas en aquel primer tomo de idóneo bautizo, Películas para llevarse al infierno, editado por Eutelequia en 2011. Un buen puñado de historias magníficas y desazonantes —del todo alejadas de la gran industria y los gustos de masas— en el que no pocas son españolas, raras joyas del cine más audaz.

«Se trata de un listado de las películas que de una u otra manera más me han impactado y que considero que todo cinéfilo debería ver. No de las que para mí son las mejores películas de la historia del cine, que requerirían otro listado aparte y sobre las que ya han corrido ríos de tinta —detalla Muñoz—. Eso por un lado, y por otro, y como criterio determinante en la selección, tratarse, salvo muy pocas excepciones, de películas desconocidas para el gran público, sobre las que apenas hay bibliografía ni información».

Y así, el objetivo básico de este libro, aparte del puramente literario, que también lo hay —«las conexiones de todas estas películas con libros y escritores que admiro y que he leído intensamente en el transcurso de mi vida adulta»—, es descubrir y hablar de filmes «que muy pocos conocen y que, a mi juicio, nadie debería dejar de ver», asegura.

Y si tuviera que hablar de su particular ‘pódium’, Vicente Muñoz, poeta, narrador, cinéfilo y editor del fanzine Vinalia Trippers que este año celebrará su vigésimo aniversario, se lo piensa y cita de memoria La llamada (1965), de Javier Setó, y La dama del alba (1966), de Francisco Rovira Veleta, «dos películas españolas desasosegantes y oscuras pero sumamente poéticas y muy poco conocidas», y El hombre de mimbre (1973), de Robin Hardy, «para mí una obra maestra a reivindicar».

También maneja Muñoz —que presentará su libro el próximo 21 de enero en Elektra Cómics— numerosas anécdotas relacionadas con estos títulos. «Por ejemplo, en La dama del alba hay varios mensajes subliminales escalofriantes a lo largo del metraje, que pasan prácticamente desapercibidos. Y en El hombre de mimbre, el actor principal, el gran Christopher Lee, debido al bajo presupuesto y a su pasión por el tema que abordaba, los ritos paganos, panteístas y celtas en la Inglaterra profunda, accedió, en la cúspide de su carrera, a trabajar sin cobrar para que la película saliera adelante».

Preguntado por qué razón no se suele enseñar a apreciar y a entender este tipo de cine, responde el también autor de Regresiones y Animales perdidos que, «como en la literatura y en todo el arte en general, lo que interesa y renta es lo que va destinado y puede ser consumido por la gran mayoría, best sellers y películas taquilleras que dejan al margen otros muchos aspectos, los más importantes desde el punto de vista crítico y estético». «Para acceder a la alta literatura, al gran arte o al gran cine —transmite—, hay que salirse de esos circuitos y ahondar en márgenes y extrarradios, que es donde, salvo raras excepciones, se encuentran las obras de verdadero valor intrínseco».

En los 70, más riesgo

¿Pero es que este tipo de cine resulta inexistente o del todo infrecuente en nuestros días? «No exactamente —responde—. Hoy en día se sigue rodando cine independiente, de género y de autor, a veces estupendo. Pero, como siempre sucede, ese cine no llega, o simplemente no interesa al gran público. Aunque también es cierto, y eso es evidente, que la sociedad, para bien o para mal, ha convertido en estas últimas décadas muchos temas en tabú que hoy nadie se atrevería a rodar. De ahí que muchas de las películas que reseño en este segundo volumen de Cult Movies sean de la década de los 70, un período, a nivel creativo, especialmente transgresor»

Le sorprende la pregunta de si es un director ‘en potencia’. «La verdad, nunca me lo había planteado —admite—. Supongo que en potencia sí, pero sólo en potencia. Lo que sí soy es escritor, y supongo que suplo las veces en mis propios libros, que dirijo de principio a fin». Y a un cinéfilo tan empedernido como Muñoz resulta obligado pedirle una recomendación, aunque sólo sea una. «Aconsejaría ver Harold y Maude (1971), de Hal Hashby, un canto libertario a la dignidad del ser humano y una maravillosa y corrosiva historia de amor sin fronteras».

Y en el remate alude al inicio mismo, al prólogo que firma el prestigioso crítico Jesús Palacios: «Es de lo más clarificador para comprender y saber apreciar este tipo de cine marginal e independiente. Gran suerte la mía, conocerle desde hace tiempo y contar con su prólogo».

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