Diario de León

Los Reyes Magos hacen noche en la Catedral de León

El templo gótico y su museo esconden, a la vista de todos, cerca de una treintena de obras relacionadas con la infancia de Jesús.

Uno de los primeros relieves que descansan en el claustro catedralicio representa a los magos de Oriente, obra que estuvo tapiada hasta el siglo XIX.

Uno de los primeros relieves que descansan en el claustro catedralicio representa a los magos de Oriente, obra que estuvo tapiada hasta el siglo XIX.

Publicado por
PABLO RIOJA | LEÓN
León

Creado:

Actualizado:

Faltan horas —a los niños suelen parecerles siglos— para que los Reyes Magos enfilen el antiguo Reino camino de su particular Belén. Pero aquí la estrella no conduce a ningún portal sino que más bien prefiere recrearse en la catedral leonesa, donde a simple vista todo habita tranquilo, pero —dependiendo de cómo se mire— puede incluso advertirse que sus majestades de Oriente pasan más de una noche allí. Y es que entre el templo gótico y su museo catedralicio aguardan a ser descubiertas cerca de una treintena de obras relacionadas con la Natividad de Jesús, gran parte de ellas con la presencia de Melchor, Gaspar y Baltasar.

La infancia del mismísimo hijo de Dios está presente a lo largo y ancho de todo este conjunto histórico en esculturas, pinturas, vidrieras y relieves. Aquí, si las paredes hablasen, contarían una historia de la Navidad en ocasiones muy diferente a la versión oficial. Herejías, licencias de los propios maestros artesanos, leyendas y textos bíblicos se mezclan en perfecta armonía sin que se oiga una palabra más alta que la otra.

Esculturas, pinturas, vidrieras y relieves inspirados en la Natividad se extienden a lo largo y ancho de la ‘Pulchra leonina’ y el museo catedralicio. MARCIANO PÉREZ. (Click para ampliar)

Un claro ejemplo puede contemplarse en la Puerta de San Juan de la seo leonesa, en cuyo tímpano están representadas desde la visitación, anunciación hasta el nacimiento y la presencia de los Reyes Magos —entre otros motivos—. Llama la atención que María da a luz en un altar gótico en vez de en el tradicional pesebre, ‘diablura’ que recuerda el viejo sentir de los cátaros, que negaban el misterio de la Eucaristía. Culmina las escenas de este portón la matanza de los Niños Inocentes. La lanza de un verdugo atraviesa con su punta el cuerpo de uno de aquellos pequeños que el rey Herodes ordenó ejecutar, como recoge el responsable diocesano de patrimonio, Máximo Gómez Rascón, en su libro Infancia de Jesús en la Catedral de León. «Una de las escenas más siniestras de todo el conjunto», apostilla.

Ya intramuros de la catedral, en el retablo, se alojan varias tablas del Maestro de Palanquinos (siglo XVI) que representan el nacimiento y la adoración de unos ‘genios’ cuyos supuestos restos son venerados en otro de los grandes templos góticos de Europa; la catedral de Colonia, en Alemania.

Si hay algo que convierte en única a la Pulchra leonina son sin duda alguna sus vidrieras, en las cuales no podía faltar alguna referencia a la ‘vida privada’ de Jesucristo. En aquellas que adornan la presacristía vuelven a reproducirse varios pasajes de la infancia, así como en la gran vidriera de la Natividad. La de la derecha —concretamente— fue la que a principios de los 90 rompió un mendigo asturiano —«para purificarse y luchar contra los vampiros» declaró entonces— y que sería restaurada tiempo después por el artista leonés Luis Zurdo.

Antes de dar el salto al claustro, aguarda el famoso nacimiento en el retablo, que se atribuye a uno de los maestros del hispano flamenco que participaron en la construcción de esta ‘joya del joyero’.

Ocultos durante años

Uno de los relieves que más desapercibidos pasan a los visitantes se halla en el primer tramo del claustro catedralicio. De nuevo representa a los tres Reyes rindiendo honores al recién nacido. De hecho puede verse cómo uno de sus majestades se quita la corona en señal de respeto. Lo que muchos desconocen es que esta obra permaneció oculta durante años tras una tapia. Vio de nuevo la luz en el siglo XIX. Este particular paseo continúa por el museo rumbo a las tablas de Fuentes de Carbajal, que presentan a un niño Jesús excesivamente diminuto. De la escuela de Amberes proviene un tríptico de una natividad del siglo XVI. En ella, San José le está preparando la papilla a su hijo mientras Melchor le ofrece oro. Por su gesto, parece que al pequeño le interesa más el ‘tesoro’ que le dará su padre.

Otro de los pasajes que no concuerda con lo leído en los Evangelios lo recoge una Natividad del siglo XV que proviene directamente de Carrizo de la Ribera. La imagen presenta al buey y la mula dando calor a una ‘cuna vacía’ con forma de sepulcro mientras el niño Jesús descansa en brazos de unas mujeres. Pocos metros más allá —en una obra que rememora la huida de la Sagrada Familia a Egipto— los ángeles doblan las palmeras para que María y José puedan coger sus frutos y se los ofrezcan a Jesús. Un cuadro inspirado en Rubens, la Adoración de los Reyes de Berruguete, una madera dorada con la imagen de los Reyes Magos o una adoración de los pastores de Rueda del Almirante dan también fe de que hay navidades que duran todo el año.

tracking