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CULTURA

La herencia que presagió Crémer

La venta de la Casona de Carriegos puede dividir el legado del autor: una parte es del Ayuntamiento y otra de la familia

Victoriano Crémer en octubre de 2007, cuando inauguró el Aula que lleva su nombre en la Casona de Carriegos. RAMIRO

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León

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verónica viñas | león

Se han cumplido sus peores presagios. Crémer no quería dar nombre a un aula que sólo sirviera para amontonar libros, polvo y olvido. Finalmente, acabó cediendo y en 2007 se inauguraba el Aula Crémer con más de 5.000 volúmenes, muchos de ellos primeras ediciones dedicadas al escritor leonés por poetas de la generación del 27, y unos 40.000 documentos. Nueve años después, el Aula Crémer será desalojada si la Casona de Carriegos, en venta por 680.000 euros, encuentra comprador. El legado del autor de El último jinete está a salvo. El convenio firmado hace una década por el poeta con el alcalde Mario Amilivia, por el que el escritor recibió 60.000 euros en pago de una parte sustancial de sus libros, documentos y objetos de arte, establecía la cesión de estos fondos a la Fundación Carriegos durante 25 años. La concejala de Cultura del Ayuntamiento de León, Margarita Torres, confirma que si la fundación cierra, la colección de Crémer pasará al Archivo Municipal, ubicado en Julio del Campo, hasta que se le busque un destino mejor.

Cuestión distinta es que León perderá la actividad cultural, principalmente exposiciones de arte, que alberga habitualmente el edificio de Suero de Quiñones diseñado en 1926 por Cárdenas.

El inmueble custodia además otro ‘lote’, cedido en 2010 a la Fundación Carriegos por la hija del poeta, Rosa María Crémer, por tiempo indefinido. Se trata de más de 600 libros, manuscritos, cuadros, premios y objetos personales del autor del Libro de Caín. Entre las piezas más singulares, destacan dos libros de Cervantes, una edición de 1611 de La Galatea; y otra, de 1783, de las Novelas ejemplares. También hay una edición de 1844 de La divina comedia, de Dante. Igualmente resulta interesante la relación epistolar que Crémer mantuvo con escritores como Rafael Alberti, Luis Cernuda y Pedro Salinas. Una colección tan ingente que la Casona cerró durante meses para clasificarla y reabrió, precisamente, con una exposición titulada Cualquier tiempo pasado, en la que se exhibía la colección aportada por Rosa María Crémer.

La venta de la casona que perteneció al ebanista y constructor leonés Miguel Pérez Vázquez y tardó nada menos que seis años en terminarse podría dividir en dos los fondos que ahora custodia Carriegos: los que son propiedad del Ayuntamiento y los cedidos por la familia.

Una colección que permite seguir la trayectoria del longevo escritor, fallecido a los 102 años. Su última pluma y su primera máquina de escribir, manuscritos de sus poemas, novelas, artículos periodísticos y guiones de radio, la numerosa correspondencia mantenida con Dámaso Alonso, Vicente Aleixandre, Max Aub o Camilo José Cela, libros autografiados o dedicados, cuadros, esculturas, premios, el birrete y la toga que usó el autor cuando fue nombrado Doctor Honoris Causa por la Universidad leonesa... y el vetusto sillón en el que Crémer alumbró algunas de sus mejores obras.