Cataluña se adueña del pintor de la Catedral de León

verónica viñas | león

Hay artistas que cambian un museo. Nicolás Francés es uno de ellos. El pintor por excelencia de la Catedral de León ha marcado «un antes y un después» en el Museo Nacional de Arte de Cataluña (MNAC), como reconoció su director tras recibir una donación sin precedentes. El empresario Antonio Gallardo Ballart cedió, como pago de impuestos, El milagro del monte Gargano, de maese Nicolás, que desde esta semana puede verse en el museo barcelonés. Esta joya gótica forma parte del lote de 17 obras maestras de los siglos XII al XV —de autores como Serra, Lluís Borrassà, Bernat Martorell, Martín Bernat y otras anónimas— que el propietario del imperio farmacéutico Almirall ha entregado al MNAC.

Nicolás Francés, autor del impresionante retablo de la Catedral y de numerosos frescos del templo gótico, creó El milagro del monte Gargano para la iglesa de San Miguel de Villalpando, que por entonces pertenecía al Reino de León, cerrada y saqueada en los años setenta. La tabla data del año 1440 y representa a un arquero que trata de abatir un toro. Según la leyenda, la flecha rebotó y el noble cayó herido de muerte. Ante los rezos del obispo san Lorenzo tuvo lugar la aparición del arcángel san Miguel. Una obra de un retablo que, como ocurrió con el de la Catedral de León —aunque luego se recuperó en parte—, se desmontó y desmembró. Las tablas que acompañaban a la que hoy luce el museo barcelonés están repartidas por museos de Estados Unidos y en la Abadía de Montserrat.

Nicolás Francés, autor también del retablo de la vida de la Virgen y san Francisco, procedente de La Bañeza y vendido al Museo del Prado en 1932, es uno de los pintores de moda. De origen francés aunque afincado en la calle Cardiles donde vivió hasta su fallecimiento en el año 1468, se ha convertido, curiosamente, en uno de los artistas más codiciados en los últimos años. En 2015 Christie’s retiraba en el último momento una tabla de Nicolás Francés, La misa de San Gregorio, que tenía un precio de 500.000 dólares. La firma, amparada en su proverbial confidencialidad, no quiso dar explicaciones, aunque es relativamente frecuente que un cliente preferente haga una buena oferta justo antes de la puja y la pieza ni siquiera llegue a salir a subasta.

Hace tres años una casa de subastas catalana vendía uno de los tableros del retablo de la Catedral de León, que data de 1434. Muchos paneles se trasladaron a otros templos o se ‘perdieron’ a partir de 1740, cuando los canónigos de la Pulchra lo desmantelaron para instalar en su lugar uno churrigueresco de Narciso Tomé.