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ROCK

El último Ramone, en León

Marky Ramone, miembro de la mítica banda creada en los setenta actuará en Espacio Vías el 22 de junio Las entradas anticipadas cuestan 15 euros.

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León

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pacho rodríguez | León

A San Juan y San Pedro le ha salido un San Marky, porque en el santoral del rocanrol mundial hay un lugar destacado para Los Ramones. En las fiestas de este año ya hay un evento que resuena entre los buenos aficionados a la música. Marky Ramone, batería superviviente de la alineación histórica de la mítica banda neoyorquina, junto a Dee Dee, Joey, Johnny y Tommy, los cuatro ya fallecidos. Casi el último Ramone, actuará en el Espacio Vías el 22 de junio, a las 21.30 horas, con entradas anticipadas en Ticketea y Elektra (15 euros más gastos de distribución) y 20 euros en taquilla. Aunque sólo sea por la mística que transmite, merece la pena recordar que hubo un tiempo en el que vivimos al ritmo del Hey!  Ho!  Let’s Go.

Del Road to ruin al Pleasant Dreams (con hits como Don’t Go o The KKK took my baby away), pasando por End of de Century, zénit de su éxito con producción de Phil Spector, son ya discos en los que, tras los tres primeros, se incorpora Marky Ramone, como batería histórico y referencia de los neoyorkinos. Es entonces cuando su personal manera de hacer rocanrol empieza a trascender y crear escuela.

Los expertos

Un experto como Fernando Navarro, tanto desde su blog La Ruta Norteamericana o en El País, corrobora su importancia: «Los Ramones representan la esencia del rocanrol. Su actitud, su estética, su pasión, su promesa de triunfo que nunca llega mientras desgranan canciones perfectas de rock e influyen en la gente. Sin ellos, el mundo del rock no hubiese sido lo mismo. Sería mucho más aburrido», asegura, algo que se confirma escuchando canciones de la talla de Baby I love you, Do you remember rock and roll Radio? o Rock and roll high School.

Después de estos años gloriosos y frenéticos, Marky Ramone desaparece de la órbita ramoniana, hasta que regresa en Brain drain, undécimo Lp, tras lo que puede calificarse su particular travesía por el infierno. Y ya se mantiene como batería de Los Ramones hasta su último disco Adiós amigos! (1995). Julio Ruiz, mítico periodista de Radio 3 al frente de Discogrande, arrima el ascua ramoniana a su presencia en España: «Dos momentos definitivos. Aquella primera vez en Vista Alegre, 1980, con Nacha Pop de teloneros. Ojos como platos. Y la última: Sala Canciller, de nuevo en Madrid, en el 93, cuando el indie-pop de Los Planetas estaba empezando a ganar adeptos. Y en ambos casos un grito repetido: Hey!  Ho!  Let’s Go». Para Jesús Ordovás, referente de la música en España en los últimos 40 años, Los Ramones son pieza clave hasta de la Movida española. Y, en el apartado general, en cabeza del Olimpo del rock: «Los Ramones revolucionaron la música pop desde un garito de mala muerte en Nueva York. Hubo un antes y un después en el rocanrol con Elvis Presley en los 50, Bob Dylan en los 60 y Los Ramones en los 70. La Movida nació gracias a Los Ramones», sentencia quien dirigiera el histórico programa Esto no es Hawaii, de Radio 3. En esta ocasión el contrapunto lo propone Santiago Alcanda, también del ente público, al frente de Como lo oyes. Opinión contraria bienvenida porque, el rocanrol, o es controversia o no lo es. «Cuando aparecieron Ramones yo estaba en otra. No me impactaron lo más mínimo. En 1976, Stevie Wonder publicó Songs in the key of life y Bob Dylan, Desire. Nada que ver con el punk. ¡Eagles! ¡Hotel California! Y Jaco Pastorius sacó su primer disco en solitario. Yo bailaba a EW&Fire, The Jacksons, Deniece Williams, Tavares... Nunca fui a un concierto a escupir ni macarrear. Eso sí adoré a Los Clash desde el primer minuto», afirma.

Pero el turno es de Marky Ramone. Como si fuera de justicia poética y rock, un final feliz para recordar, como apunta David Saavedra, periodista cultural todoterreno de El Mundo y otros medios, que «en una época en que el rock parecía que se iba a convertir en una cosa muy compleja y elitista, solo para virtuosos, Los Ramones lo refundaron volviendo a sus bases, al sota, caballo y rey, canciones de tres acordes en dos minutos. Además, le restituyeron su carácter callejero: volvía a ser una música de desclasados, tipos marginales de barrio, frikis y degenerados. Casi sin darse cuenta, inventaron el punk y cambiaron la historia de la música popular. De repente, todo el mundo podía hacerlo, pero nadie consiguió hacerlo como aquellos Ramones originales. Ni siquiera Marky», asegura Saavedra. Con todo, en 2016 habrá un Ramone pata negra por León.

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