Diario de León

FIN DE LAS OBRAS

La iglesia se Renueva

Culmina la gran restauración de San Juan y San Pedro Ha costado 500.000 euros, pagados íntegros por la parroquia

El nuevo tejado de la iglesia de Renueva. F. OTERO PERANDONES

El nuevo tejado de la iglesia de Renueva. F. OTERO PERANDONES

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e. gancedo | león

«Fíjate como será la cosa que hasta ha habido turistas que han entrado aquí y me han preguntado si esto era la Catedral...». Hasta ese punto, contado en forma de anécdota por el párroco, Jenaro Barreales, parece llegar el asombro que causa en muchos la aparición súbita, en lo alto de una escalinata casi romana, de San Juan y San Pedro de Renueva, un templo leonés muy particular por varios motivos y que ahora acaba de ver culminada la primera gran restauración de su historia.

Han sido diez meses de trabajos centrados sobre todo en la renovación completa de su cubierta y de diversas partes del interior, obras muy delicadas que han necesitado de gran laboriosidad y precisión por parte de los operarios de la empresa Trycsa tal y como relata el padre Jenaro. «Se retiraron todas las pizarras de la cubierta, que estaban muy mal, así como la carbonilla sobre la que estaban asentadas, para pasar a colocar los rastreles (listones), después madera machihembrada, luego una tela asfáltica, después otra serie de rastreles y, por último, todas las nuevas piezas de pizarra, dispuestas una a una, de menor a mayor tamaño». Lo cuenta el sacerdote con orgullo, como quien enseña la casa propia, y parte de esa satisfacción viene dada por el hecho de que el presupuesto de las obras, que al final ha ascendió a 500.000 euros, ha sido sufragado de manera íntegra por la parroquia y los feligreses. «Teníamos ahorrados 100.000 euros y se ha pedido un préstamo pero todo lo demás lo hemos reunido gracias a aportaciones y donativos de los fieles», indicó Barreales al Diario, concretando que muchas de esas donaciones rondaban los cientos o los mil euros, aunque ha habido feligreses concretos que llegaron a poner hasta 20.000 euros de su bolsillo.

Una cantidad que ha permitido, además de sustituir la cubierta al completo, remozar las paredes, pintar el interior y modernizar la instalación de luz, colocando, por ejemplo, bombillas led en toda la iglesia. «Aún nos queda algún retoque pero, en lo fundamental, las obras han terminado», añadió el que es cuarto párroco del templo desde su apertura en 1953 —se contruyó, casi toda en ladrillo, por iniciativa del obispo Almarcha según planos de Juan Crisóstomo Torbado en lo que entonces era un barrio apenas poblado— y que se siente afortunado de poder haber contribuido a su mejora. Eso sí, avisa de que la famosa fachada, traída piedra a piedra desde el ruinoso monasterio de San Pedro de Eslonza (por eso se llama también ‘y San Pedro’) no está tan bien como parece. «Hemos visto algunas grietas», avisa, siempre vigilante.

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