«El concierto de hoy en León no será sosegado»

Coque Malla (Madrid, 1969) es Coque Malla y no es una redundancia porque en su larga carrera siempre será asociado a la intransferible voz de Los Ronaldos. Y él se reivindica. Da la sensación de que, sin renegar, lo que más puede aliviarle es que lleguen nuevos públicos que, aún a riesgo de la ignorancia, no sepan nada del Adiós papá y demás de esta banda que con un ojo miraba a La Movida y con el otro a los Stones. Ahora, Malla, hijo de ilustres del teatro (Amparo Valle y Gerardo Malla), lanza un disco en el que opta por rebuscar en la madurez creativa, la velocidad de crucero de lo que sería una profesión sin sobresaltos. ¿Existe? Habrá que dudarlo aunque él posicione una actitud casi ejecutiva. Y eso que sobre su El último hombre en la Tierra, brillante disco que presenta en El Gran Café, deja caer que es rock y sensibilidad a partes iguales. Eso sí, cuando canta No puedo vivir sin ti se caen los estadios y los estudios.

—Su último disco es ‘El último hombre en la Tierra’, que está muy bien, pero permítame decirle que usted es el último cantante pop-rock que despachó un hit a la antigua usanza. Una canción imbatible que sonó por todos los lados: ‘No puedo vivir sin ti’. ¿Puede vivir sin ella?

—Es que esa canción pegó en el corazón de la gente. Y es una canción que sigue creciendo. Y da la sensación de que no va a parar de crecer. Luego pasaron cosas, como tú dices, que la convirtieron en un hit y sí, sonó como los éxitos de otros tiempos.

—¿Sonará hoy en El Gran Café?

—Sí, porque me encuentro muy bien cantándola. La grabamos primero Los Ronaldos, pero yo con la versión que me siento identificado es con la mía.

—En términos exagerados, ‘El último hombre en la Tierra’, con incursiones en el rock clásico, tanto en planteamiento como en nudo, es más Quique González que Love Of Lesbian, por ejemplo...

—No creo que se parezca a lo que hace Quique, aunque compartimos muchas cosas. Yo creo que es un disco muy Coque Malla. Uno compone y le sale lo que sale. Reinventarse a uno mismo es complicado y no tiene sentido. Yo, mis discos los hago de manera muy intuitiva y orgánica. Actúo, siento, improviso...

—Y, como desenlace, ¿qué cree que le ha salido?

—Hay una raíz bastante común que son mis influencias. Son muy básicas: el rock clásico, el soul, Dylan, Stones, Bowie. Pero todo eso ha estado siempre, incluso en el primer disco de Los Ronaldos.

—¿Sigue siendo divertido tocar, girar, grabar, tal y como está el negocio?

—Yo me lo estoy pasando como nunca. Nunca he estado tan feliz y disfrutando tanto. Por el éxito, por la banda y por la respuesta del público.

—Al Gran Café llega con su pianista. ¿Qué show le espera al público?

—Un concierto de rock, porque vayamos como vayamos somos un grupo de rock. La energía está ahí. El concierto de hoy no va a ser un concierto sosegado sino poderoso.

—¿Usted se plantea muy a menudo la necesidad de justificar su continuidad artística en un país como España en el que a los músicos se les jubila a las primeras de cambio?

—No suelo hacerlo. Y este año no hay motivos para plantearse nada porque las salas están llenas.

Lugar: Gran Café. Calle Cervantes, 9. / Hora: 22.00. / Entradas: 22 euros.