Los tres matices

El matiz viene después, cuando lo hacen por debajo del mantel» dictaba la canción de Mecano y que hoy se mueve como cuasi titular en todos los medios de comunicación del país. El matiz, siempre tan inocuo cuando se presenta de tapadillo pero tan importante cuando a pactos se refiere, es la coletilla que en estas últimas horas se ha destapado.

Resulta que tres puntos son los que algunos creen que separan la posibilidad de un gobierno in extremis postulado a tres bandas, cuando la realidad anda bailando mucho más lejos. No obstante, estos tres puntos muy importantes son: la reforma del artículo 135 de nuestra constitución (que no se reforma tan fácil cuando el buen desorden parlamentario anda ya instalado), los cinco puntos de la PAH y la reforma de las dos últimas reformas laborales que han denigrado los derechos de los trabajadores españoles en estos pasados años. Pero la realidad es que los tres matices más importantes por los que un gobierno no se puede componer de buenas maneras, están situados en otros lugares ajenos a este ‘Acuerdo del Prado’.

El primer matiz es la insostenibilidad de este acuerdo con el pacto con Ciudadanos que mantiene el PSOE y que genera una incomunicación difícilmente solventable entre el partido naranja y las fuerzas de izquierdas. Elegir es renunciar y el PSOE parece que tiene claro que no «puede» —debido a no se sabe qué pactos internos— renunciar a ese acuerdo sin medidas muy concretas entre el partido que tiene cuarenta parlamentarios y sí puede prescindir de los 71 de las fuerzas que convergen en la izquierda.

El segundo matiz es que aun asumiendo las propuestas de Compromís —que no lo han hecho— nada se ha comentado con el resto de confluencias políticas. Volvemos a las negociaciones particulares excluyendo a las fuerzas necesarias para acuerdos reales. Así que andamos de nuevo en titulares que poco más que destellos pueden ofrecer.

El tercer matiz tal vez sea el más disuelto. Hay un miedo enorme dentro del PSOE a compartir visión y gobierno de izquierdas. La lucha interna entre Susana y Pedro genera ansias que poco ayudan a progresar en materia de acuerdos hacia fuera. Se acordó en horas un pacto con Ciudadanos cuando se negociaba inicialmente a tres bandas PSOE-Podemos-Ciudadanos. Eso marcó la diferencia. Pedro va por un lado contentando a la disidencia interna a base de pacto naranja y por otro sabe que su única posibilidad de gobernar pasa por entenderse con Podemos y la izquierda. Difícil solución si no hay movimientos nuevos. Difícil solventar ese matiz dialéctico que habla de fuerzas de cambio y compromiso social.

Esta columna se escribe desde la incertidumbre, ante movimientos y aspavientos de última hora que nada aportan a la sensatez. Mal que pese... el matiz importante, debería pasar de nuevo por unas urnas y con el compromiso cívico de apoyar un cambio de mentalidad y de acción en el pueblo. El cambio sólo se encuentra en nuestra responsabilidad para elegirlo; o como decía Balzac: aunque nada cambie, si yo cambio, todo cambia.