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La calzada que hizo Roma para ir a La Cabrera

Localizan en Quintanilla restos de un campamento desconocido La zona ocultaba también una calzada de siete metros de ancho, casi el doble de lo habitual.

Borde de la calzada. S. CARRACEDO

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León

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e. gancedo | león

Movidas por un intenso amor a la historia y al paisaje, y respaldadas por un sinfín de lecturas especializadas y un perfecto conocimiento del terreno, hay personas que están desarrollando en León una importante labor de localización de restos antiguos. Eso sí, no pretenden sustituir a los arqueólogos, solicitan una excavación experta y de inmediato dan parte a Patrimonio de sus hallazgos: su afán es únicamente el de que se estudie, valore y difunda la historia local.

Es el caso del investigador y periodista Sergio Carracedo, autor de Quintanilla de Yuso, de la prehistoria a la actalidad, un libro que no sólo es un compendio de lo sabido hasta ahora sobre el pasado del valle alto del Eria sino que incluye elementos e hipótesis tan sugerentes como el posible dolmen ya divulgado en estas páginas, que localizó junto a otros cabreireses, así como un campamento y una calzada romana hasta ahora inéditos.

«Toda la cuenca del Eria fue explotada por el oro de su subsuelo, no en vano el área de Quintanilla constituye la segunda zona en importancia de todo el área en este aspecto, con más de tres millones de metros cúbicos removidos», recuerda Carracedo, de ahí que le viniera sorprendiendo el hecho de que «desde el anterior campamento conocido, el de Valdemeda, a casi 30 kilómetros, no existiera ningún otro hasta el Teleno». ¿Dónde vivían, pues, los romanos que extrajeron el oro de estos valles? Una pregunta a la que ha dado respuesta con las mediciones y labores de campo realizadas con vistas a la elaboración de un libro que ya ha alcanzado su segunda edición.

La estructura del campamento localizado sería similar a los de Castrocalbón y León, rectangular en su parte norte y ligeramente semicircular en la sur, con un foso y unas dimensiones de 250 metros de longitud y entre 130 y 190 de anchura, 3,5 hectáreas de extensión en total. Fundamental para esta delimitación fue ubicar los restos de la muralla primigenia. «Si las paredes de las fincas son habitualmente de un metro o metro veinte, aquí las hay de dos y tres metros, y más anchas, hasta de un metro en algunos puntos, con esquinas redondeadas», detalla Carracedo, quien también examinó un canal que surtiría de agua a este campamento situado a las afueras del pueblo de Quintanilla de Yuso, actualmente con apenas un par de casas dentro de ese emplazamiento.

Un grosor en muros que habla de que el acantonamiento «sin duda, tuvo que defenderse de alguien», y cuya misión fue, para este investigador cabreirés, pacificar la zona y controlar la explotación y fundición auríferas, amén de dar lugar, con el tiempo, a la inmediata localidad.

Y un asentamiento estable que podría dar cabida a entre 500 y 800 soldados, más grande que los castros mineros que tanto abundan en la comarca, y precisamente cerca de uno de ellos encontró Carracedo evidencias de una calzada romana, la primera descubierta hasta ahora en este territorio.

«Existían tres tipos de calzadas según su importancia —cuenta el autor—, y las más grandes, como la Vía Nova o la Burdeos-Astorga, tenían entre seis y siete metros de anchura. Lo sorprendente es que ésta, que a priori no se encuentra cerca de ningún núcleo de población importante, tiene siete metros en los 250-300 metros definidos. Algo que vendría dado por sus finalidades especiales, por un excesivo trafico de carros en ambos sentidos», avanza Carracedo, que también ha informado a Patrimonio de este hallazgo, plasmado en los gruesos bordillos y ager o zanjas paralelas que delimitan la vía.

Hasta ahora se había aventurado la existencia de una calzada romana en Cabrera paralela a la actual carretera, algo que Carracedo no comparte por los fortísimos desniveles existentes y por el hecho de que esta pista «tiene dirección Norte-Sur, lo cual rompe esa tesis...». La investigación, por tanto, continúa.