ENTREVISTA
Status Quo: "Es extraño que se siga oyendo música de los 60"
El veterano grupo británico, autor de éxitos como 'Caroline', 'Whatever you want' e 'In the army now', cierra el Festival de Cap Roig dentro de su gira de adiós al formato eléctrico
El clásico grupo del rock británico, Status Quo, dice dar por terminado un ciclo. La banda no se separa, pero se despide de los conciertos eléctricos, alegando que son físicamente muy exigentes, y anuncia su conversión en formación acústica, ya presagiada en su último disco, 'Aquostic: stripped bare' (2014). Los autores de 'Caroline' y 'Whatever you want' regresan sin uno de sus miembros históricos, el guitarrista Rick Parfitt, de baja tras un infarto. Hablamos con el otro líder, Francis Rossi.
Tiempo de cambios para Status Quo. ¿Cómo se siente en esta gira de adiós al formato eléctrico? Bien, es interesante porque, después del problema de salud de mi compañero, hemos tenido a otros guitarristas: al hijo de John Edwards, Freddie, y luego al irlandés Richie Malone... Y todo es un poco distinto y difícil de explicar. Soy muy consciente de que tengo 67 años y que arrastro un largo bagaje.
¿Es un problema esa edad para el rock’n’roll? Si lo piensa, en los años 60 o 70, que alguien escuchara música de los años 20 era ridículo, nadie lo hacía, Ahora, en cambio, sí se sigue oyendo música de los 60 y los 70, y es extraño. Es lo raro del pop, del rock. Tocar ese material sigue siendo emocionante, pero hay músicos de mi generación que han muerto este año, y se hace raro pensar que seguimos ahí. Esa es una razón por la que vamos a dejar de dar conciertos eléctricos.
Muchos de sus clásicos son de los 70, aunque Status Quo viene de muy atrás: sus raíces se sitúan en 1962, lo cual les hace tan antiguos como los Stones y más que The Who o los Kinks. Oh, sí, puedo notarlo (ríe)…
Pero entonces eran muy jóvenes y no grabaron como Status Quo hasta 1968, Ahí parecían una banda psicodélica y más tarde encontraron una identidad definitiva en el boogie-rock. ¿Cómo fue esa transición? En 'Pictures of matchstick men' intenté copiar a Jimi Hendrix y 'Hey Joe', y la gente pensó que éramos una banda americana. Pero estábamos al final de la era psicodélica, el público estaba cambiando y nos movimos un poco inconscientemente hacia una música más terrenal. Yo siempre me he situado en un cruce del pop, el rock, el blues y el country.
Al apartarse del carril del rock progresivo de los 70 quizá quedaron mejor situados cuando llegó el punk. Quizá, sí. Entendí que el punk suponía un cambio y un rechazo al 'establishment' del rock’n’roll, a bandas como nosotros y anteriores. Pero la mayoría no eran muy buenas. La excepción fue The Clash, una banda en progresión constante: cada vez que los veía tocaban y componían mejor. Ahí entendí que era el momento de que nosotros mejoráramos también.
Dos de sus mayores 'hits', 'Whatever you want' y 'What you’re proposing', llegaron en plena era pos-punk. Se hicieron tan famosos que les pidieron abrir el Live Aid en el estadio de Wembley. En aquel momento, 1985, no estábamos tocando, Bob Geldof nos lo pidió y tardamos en darnos cuenta de las dimensiones globales del concierto. El ambiente era único, el público no estaba ahí para ver a una banda por la que ha pagado una entrada, era algo distinto. Fue un momento histórico.
El año pasado actuaron en el Rock Fest Barcelona, junto a bandas como Scorpions y Judas Priest. ¿Se han sentido cómodos en el contexto del heavy metal? Oh, sí, lo recuerdo bien, una noche potente. Status Quo siempre se ha podido meter en cualquier sitio. Y cuando eres mayor no importa quién toca antes o después. Cuando eres joven sí que piensas más en si estás en el lugar correcto. Tocamos en un festival así en Suecia y al interpretar 'Rockin’ all over the world' vimos a esos músicos 'heavy' en el foso delante de nosotros. Es extraño, porque es un himno hard rock, en realidad, pero el estribillo es "la, la, la…".
Así, ¿el futuro de Status Quo es acústico? Sí, lanzaremos el segundo 'Aquostic' en octubre. Dejaremos de tocar en eléctrico a final de año y veremos. Nos hemos sentido cómodos durante muchos años y ahora entramos en un territorio refrescante e imprevisible. Sí, es la excitación de lo desconocido.