MINORÍAS ABSOLUTAS
Desaparecer
Uno no se desaparece. Uno no consigna sus esfuerzos vitales en disolver su memoria ancestral ante amigos, familiares o incluso ante la historia. A uno le desaparecen, como si el acto de ser asesinado, represaliado y confinado no fuese suficientemente cruel, no tuviese un fin absolutamente deplorable, teniendo que ensañarse además con la memoria de los que vienen, de los que ya no tienen más derecho que el descanso y la conciencia de quienes fueron carne y pensamiento de nuestra misma estirpe.
Ayer se celebró en Ponferrada el Día Internacional del Desaparecido. Un día que las Naciones Unidas ha creído imprescindible para no borrar la memoria de nuestra cruel historia reciente y que sin embargo el gobierno de este país nuestro, que se llena la boca con la palabra democracia y transparencia, rehúsa a dignificar con una ley sensata de memoria histórica.
La Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica (ARMH) nació con este siglo XXI para consignar el derecho moral a no olvidar ni masacrar la memoria personal de los ciudadanos represaliados por el levantamiento franquista y la dictadura que durante cuarenta años se mantuvo en España. Nació en Ponferrada y a lo largo de estos años ha cosechado el apoyo de las más importantes instituciones internacionales en pro de la dignidad de los pueblos, pero se topó con la singular anacronía de un gobierno en democracia que le tiene miedo a una verdad que ya nadie puede cuestionar.
No es curioso saber que en todos los países democráticos se consignan leyes, monumentos y programas de reconocimiento a las víctimas de regímenes autoritarios que dañaron la imagen de pueblo libre. Lo curioso es saber que desde que tenemos este (des)gobierno actual en España, la ARMH ha sido despojada de ayudas institucionales para ejercer una labor que tenía que ser el propio estado quien la realizase.
No sólo no acometen lo que en justicia deberían realizar, sino que niegan y obstaculizan la labor de profesionales como Emilio Silva y más de 5000 voluntarios que han conseguido dar descanso y dignidad a la memoria de más de 1500 personas encontradas en más de 150 fosas comunes, con nombres y apellidos, con familiares que vivieron las ejecuciones y con otros que no tienen ni donde acudir a recordar a los suyos. Han sido 1500 los identificados, pero todavía quedan más de cien mil por dignificar. Se ha conseguido la implicación de instituciones de EE UU, Argentina, etc. Para dar luz a una realidad que el gobierno español, 40 años después del régimen franquista, sigue excusando y por tanto sigue en la complicidad deplorable del que niega la verdad a las páginas de la historia.
Ayer, Día Mundial del Desaparecido, España entra en los titulares de la vergüenza al situarse, a estas alturas de la historia, como el país con más fosas comunes de represaliados políticos en todo el mundo, por detrás de... Camboya.
Ayer mismo, un grupo de poetas, músicos y familiares dijeron en la ciudad de Ponferrada que el silencio de un gobierno cómplice no puede ser la vía futura.