MÚSICA CLÁSICA
El timbre de un móvil obliga a detener el 'Mesías' de Haendel en Madrid
El director William Christie hizo repetir el aria interrumpida y se mostró irritado por las continuas toses en el Auditorio Nacional
El pasado martes, el director de orquesta William Christie decidió detener la interpretación de 'El Mesías' de Haendel en el Auditorio Nacional de Madrid después de que, por tercera vez, sonara el timbre de un teléfono móvil entre las butacas del público durante el aria final de la primera parte del oratorio, 'He was despissed'.
"Go out" (fuera), dijo a los músicos mientras miraba con enfado hacia la tribuna lateral, pegada al escenario, desde la que se escuchaba el sonido de la llamada, que se repitió aún otra vez, según han relatado hoy a la agencia Efe varios testigos del accidente.
La decisión del director norteamericano con nacionalidad francesa fue muy aplaudida por el público e incluso hubo espectadores que reprocharon a gritos la actitud del espectador que no había silenciado su móvil a pesar de los reiterados avisos que recibe todo asistente a un espectáculo musical. “Acaban de destruir uno de los pasajes más hermosos de la obra", añadió.
En la segunda parte, el director se volvió en un par de ocasiones para mirar reprobadoramente a unos espectadores que no paraban de toser, pero no llegó a detener a los intérpretes.
"Es una de las obras más bellas del mundo, absolutamente emocionante, y es imposible mantener el tono si te desconcentra otro sonido en otra tonalidad", argumentaban hoy fuentes de Ibermúsica, organizadora del concierto. El agente de Christie, Enrique Rubio, ha precisado en declaraciones a EFE que el norteamericano es "severo" con los ruidos en el auditorio "en todas partes" aunque desconoce si en alguna otra ocasión ha parado un concierto por ese motivo.
Lo cierto, ha dicho, es que, a excepción de esos momentos, estuvo "muy cómodo" porque le gusta mucho, por su acústica, el Auditorio, en el que anoche ofreció una versión más reducida de 'El Mesías' de "solo" dos horas y diez minutos, incluido el descanso -la que lleva de gira llega a las dos horas y cuarenta-, por imperativos de organización.