Diario de León

CULTURA

La Maragatería según un asturiano

El veterano pintor Díaz Orósia muestra sus últimas creaciones en Bernesga

El artista asturiano Díaz Orósia posa junto a una de sus obras. CUEVAS

El artista asturiano Díaz Orósia posa junto a una de sus obras. CUEVAS

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marcelino cuevas | león

La trayectoria del pintor asturiano Díaz Orósia es enormemente dilatada. Siguiendo una continuada evolución ahora sus pinceles se han fijado en uno de los rincones leoneses más pintorescos: Maragatería.

Han pasado los tiempos de sus carnavales inventados, carnestolendas sin fecha en las que el artista mostraba enormes dosis de ácido humor. Una vez concluido el periplo por los más recónditos pueblos de su tierra, con labriegos asturianos recogiendo las manzanas que pronto se convertirán en sidra.

Cuando ha dejado atrás los retratos de personajes inventados en los que derramó enormes caudales de perspicacia. Superada ya la reinvención que partió de las Meninas velazqueñas, Orósia se dedica aponer color a los singulares pueblos maragatos, a sus procesiones, a los enigmáticos arrieros, a los fantásticos trajes de época de esta región.

Explica el pintor, «Conozco muy bien la Maragatería porque he comprado una casa en uno de sus pueblos. Desde allí he conocido la importancia mágica del Teleno, he visto de primera mano como celebran los acontecimientos sociales los maragatos y he estudiado su historia de arrieros y labradores. Por eso en esta colección que he titulado Vida y tradiciones en la Maragatería, he querido retratar sus paisajes presididos por la cumbre nevada del Teleno, y a sus gentes tal y como las representa la tradición, con sus trajes espectaculares y sus hogares típicos». Se ha olvidado Díaz Orósia de los detalles inútiles y va directamente a las formas y el color, sin distraer su tiempo en lo anecdótico. Hay en la exposición una serie de paisajes que entroncan con lo más antiguo de su pintura, acompañando a sus nuevos amigos, los maragatos. Un mundo que se une a través de su pintura con aquellos locos personajes de unos carnavales a los que nunca les llega la Cuaresma.

«Forman una parte muy importante dentro de mi obra», dice el artista, « pero ahora han quedado un poco en el olvido para dar paso a esta nueva serie de personajes y paisajes. Me interesan mucho las tradiciones de la Maragatería. Las costumbres que guardan mucha relación con los vaqueiros alzada de Asturias y los pasiegos de Santander. Todos ellos han sido pueblos malditos que han recibido el inmerecido castigo de una vida dura que les llevó a vivir marginados durante muchos años», añade.

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