Las maravillas de Alicia

fernando iturribarria | parís

Alicia Koplowitz presenta en París y por primera vez una selección de las mejores obras de arte de su colección particular, un museo privado íntimamente ligado a su biografía que hasta ahora permanecía a resguardo de la curiosidad del público.

A lo largo de los cuatro siglos que van de Zurbarán a Barceló, 53 pinturas y esculturas de grandes maestros, reunidas durante 30 años de coleccionismo en el que la novena fortuna de España, según Forbes, ha invertido una parte de su rico patrimonio, reflejan el gusto ecléctico y la sensibilidad artística de una afición que, según confesión propia, le ha servido de escudo protector frente a las vicisitudes de la vida.

«Esta exposición es el resultado de las emociones, las pasiones y los recuerdos inolvidables que forman parte de mi vida», escribe en el prólogo del catálogo la coleccionista que realizó su primera adquisición en París hace más de tres decenios, una porcelana de Sèvres que todavía conserva. En ese vital camino iniciático está convencida de haber aprendido a explorar «vías íntimas que me eran desconocidas y he descubierto poco a poco a través de cuadros, esculturas, muebles, objetos y todo lo que atraía mi atención».

La epifanía de aproximadamente un tercio de sus maravillas se produce en el palacete reconvertido en museo de otra coleccionista apasionada, Nélie Jacquemart, que junto a su esposo atesoró un impresionante conjunto artístico entre los siglos XIX y XX. «Nos sedujo la idea de aliar a dos mujeres que coleccionan con fines privados y compran según sus gustos», explica Pablo Melendo Beltrán, uno de los dos comisarios de la muestra.

Un conjunto universalista

Pierre Curie, conservador del museo Jacquemart-André y también responsable del comisariado de la exposición, pone el énfasis en la distinción y la visión intelectual de un conjunto universalista que tiene como común denominador su sensibilidad femenina. «Su gusto sutil, pero afirmado y audaz, se torna a menudo hacia las representaciones de la mujer o las obras hechas por mujeres. Ya sea modelo o artista, la mujer está en el corazón de la mayor parte de sus elecciones», comenta.

Los organizadores destacan el espíritu enciclopédico y el refinamiento de una colección en la que cuesta encontrar un hilo conductor entre la diversidad de técnicas, épocas y estilos. «Su coherencia es la de una selección hecha por una mujer con interés estético, pero sobre todo artístico», alega Melendo.

Rothko, Modigliani, Goya...

La muestra, que permanecerá abierta hasta el 10 de julio, se declina en ocho salas por orden cronológico. El recorrido arranca en la España del Siglo de Oro con lienzos de Zurbarán, una Virgen gitana de Luis de Morales y un magnífico retrato de la duquesa de Braganza por Juan Pantoja de la Cruz, pintor oficial de Felipe II y Felipe III.

Goya está representado por Hércules y Onfalia, reflexión irónica sobre la sumisión de la fuerza del hombre a la belleza e inteligencia femeninas, El ataque a la diligencia, escena sangrienta en un paisaje elegante a la francesa, y un pequeño Retrato de la condesa de Haro, hija del marqués de Santa Cruz.

El itinerario descubre obras firmadas por Tiepolo, Canaletto, Van-Gogh, Toulouse-Lautrec, Gauguin, Giacometti, Freud, Rothko y Louise Bourgeois, de la que se expone una araña en bronce ejecutada en 1998. La mirada melancólica de La pelirroja con colgante, un retrato pintado por Modigliani en 1918, sirve de motivo para el cartel y la portada del catálogo. Entre los artistas españoles no faltan Picasso, Juan Gris, Julio González, Antonio López, Tàpies ni Miquel Barceló, con dos murales de inspiración africana Mujeres en la ribera del río, de Gaugin y La condesa de Haro, de Goya, se pueden ver en la muestra.