Diario de León

CULTURA ■ PATRIMONIO

Grajal quiere que éste sea su año

A la restauración del oratorio, un primoroso espacio del palacio de Grajal de Campos hasta ahora vedado al visitante, se añade estos días la conversión de la villa en meta de peregrinación para arquitectos nacionales e internacionales que desean realizar el proyecto de recuperación de su monumental plaza.

El alcalde, Francisco Espinosa, en el oratorio que comunica el palacio con la iglesia de San Miguel y que será rehabilitado. Abajo, el castillo artillero. MARCIANO PÉREZ

El alcalde, Francisco Espinosa, en el oratorio que comunica el palacio con la iglesia de San Miguel y que será rehabilitado. Abajo, el castillo artillero. MARCIANO PÉREZ

Publicado por
León

Creado:

Actualizado:

e. gancedo | grajal de campos

«No dejen de volver por Grajal, que en Grajal siempre hay novedades». Lo proclama Francisco Espinosa, uno de los alcaldes más veteranos y animosos de la provincia, y el mayor abanderado de la defensa, estudio y divulgación de la villa condal, población del extremo sureste leonés cuyo ingente patrimonio histórico no camina acompañado, ni mucho menos, de su necesaria puesta en valor. Y tiene más razón que nunca Espinosa —83 años, 24 de ellos como alcalde—, dado que éste puede ser «el año de Grajal» después de que la población terracampina fuera una de las tres españolas (con Vejer de la Frontera y Jaca) que ganaron el concurso convocado por el multimillonario estadounidense Richard H. Driehaus, todo un enamorado de este país, para sufragar el diseño de proyectos de restauración del patrimonio local, y al que presentaron solicitud un total de 44 localidades.

Desde entonces, la villa se ha convertido en una especie de meta para arquitectos de toda España y aun del extranjero, que vienen a tomar medidas del espacio elegido para centrar el proyecto de Grajal, la plaza con el imponente palacio condal, que se desea restaurar y devolver a su tipología original con la restitución de todo un bloque de casas asoportaladas («habrán venido más de cien arquitectos en todo este tiempo», calcula el alcalde). Hay que recordar que el mecenas americano costeará el proyecto, no su realización práctica: «Cuando se decida quién redacta el plan y éste se haga, luego habrá que buscar el dinero», explicó Espinosa, y esa es una labor en la que tiene muchas tablas pero en la que se siempre ha topado con obstáculos e incomprensiones, tanto desde las instituciones provinciales como autonómicas. «Aquí estamos olvidados de unos y de otros», lamenta.

«Sin mezclarse con la plebe»

Lo más inmediato, anuncia, será la recuperación de uno de los espacios más singulares del palacio, el oratorio desde el que los nobles oían la misa que se celebraba en la también excelsa iglesia de San Miguel («sin mezclarse con el pueblo», apunta Espinosa), gracias a una subvención de la Diputación, de unos 32.000 euros. Cantidad que servirá también para restaurar un cuerpo del mismo palacio en muy malas condiciones, reintegrando el balcón perdido y arreglando un magnífico artesonado, todo según planos de Ramón Cañas del Río. Eso sí, el regidor incide en que, para que la intervención sea completa, necesitaría otra dotación de orden similar, que ya ha solicitado.

El palacio renacentista, gemelo al de la Diputación leonesa; la ermita de la Virgen de las Puertas, vestigio del recinto amurallado con que contó la villa; la iglesia de San Miguel, con torre de cinco esquinas; el convento de la Virgen de la Antigua —en manos privadas, sin uso concreto a la vista—; el impresionante castillo artillero, el único de su estilo que presenta en España tal grado de conservación; el hospital de Nuestra Señora de la Antigua; las casonas; las bodegas mozárabes... Grajal es un baluarte único donde se hilvanan mudéjar, románico, gótico y arquitectura del barro pero que lleva varios años carente de guías oficiales que enseñen sus secretos —la actividad se la echa sobre los hombros, una vez más, el alcalde—. Y lo hace con cualquiera que se lo pida, célebre o anónimo: este pasado domingo, sin ir más lejos, se pasó toda la mañana mostrando las bellezas de la población al torero Jaime Ostos y a su esposa, la zamorana María de los Ángeles Grajal, que deseaba conocer el pueblo de su apellido. Otro de sus orgullos es el albergue de peregrinos, que después de muchos afanes instaló en el palacio. Dado que el Camino Francés pasa (ahora también oficialmente) por Grajal, en verano fueron muchos quienes lo usaron. El propio Espinosa cubrió las camas con plásticos al final de la temporada. «Si no hago yo todo esto por mi pueblo. ¿Por quién lo voy a hacer?», pregunta.

La gran galería del palacio será recuperada por completo. Arriba, la plaza Mayor. MARCIANO PÉREZ

tracking