Diario de León

Títeres maragatos en ‘prime time’

Esta pareja de artesanos convirtió hace casi 25 años una casa maragata en un fascinante y muy activo taller de marionetas. Sus últimas creaciones, un Donald Trump y un pierrot para la teleserie de culto ‘Mr. Robot’..

Miguel López y Begoña García con varias de sus criaturas.

Miguel López y Begoña García con varias de sus criaturas.

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León

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e. gancedo | murias de rechivaldo

El hombre lleva haciendo muñecos y marionetas desde que es hombre... porque es un comportamiento que evidencia su obsesión por reflejar y reflejarse, por proyectar su mundo y «dotar de vida, incluso a algo tan simple como un palo y una piedra». Lo reflexiona Miguel López de Aguileta, una de las ruedas del sorprendente tándem que forma junto a Begoña García y que se llama Etcétera Marionetas, un taller profesional de títeres cuyas creaciones viajan con destino a medio mundo —incluso a series tan conocidas como Mr. Robot, de Network—, localizado en la coqueta y jacobea aldea de Murias de Rechivaldo.

Allí, en una sólida casona maragata tienen Miguel y Begoña su fascinante santuario, un obrador de guiñoles repleto de telas multicolores, de manos y brazos, de botones y hebillas, de personajes por vestir y ataviar, el lugar donde da comienzo la vida aventurera y siempre misteriosa de muy variados títeres. La peripecia artesana de esta laboriosa pareja arrancó en Madrid: él es natural del barrio de Vallecas y allí «unos amigos empezaron a trabajar con pasta de papel, yo me animé y les echaba una mano modelando». Vio que no se le daba mal la cosa y por eso se matriculó en Artes y Oficios, donde conoció a Begoña. Lo dejó al poco tiempo pero ella prosiguió, y acabó especializándose en orfebrería y diseño de joyas. Instalaron su taller en Altea, localidad alicantina a la que han seguido muy vinculados y famosa, entre otras razones, por organizar una Muestra de Artesanía «que sigue fiel a la filosofía original que dio origen a ese tipo de ferias», observa ella, dado que la mayoría se han visto «desvirtuadas», con productos no elaborados por sus vendedores o fabricados en serie. «Es curioso que el término ‘artesanal’ no deja de utilizarse en casi todos los campos, ¡hasta en política!, aunque para referirse a cosas que poco o nada tienen que ver con lo artesano», apunta.

No es el caso, en absoluto, de Etcétera Marionetas, cuyas criaturas son siempre únicas —y muy reconocibles por su extrema expresividad—, algo muy apreciado por el mercado anglosajón y también por el nórdico, entre los que se encuentran algunos de sus mejores clientes. Coleccionistas, amantes pasionales de las marionetas y hasta espectáculos de humor americanos han apreciado el trabajo de Miguel —que se encarga, básicamente, del modelado y del rostro— y de Begoña —indumentaria, adornos, aspecto general—, y mucho a través de Internet, sobre todo de la conocida página de productos vintage y hechos a mano etsy.com.

Tras cinco años de residencia en Altea visitaron León y la casa de Murias, que pertenecía al abuelo de ella, los convenció para mudarse a Maragatería: era grande y con historia, en un lugar tranquilo, idóneo para un trabajo tan absorbente «y a tiempo completo» como es el suyo. Aquí han nacido personajes de fantasía como el impactante ser de las tres caras, que llama la atención allá donde lo llevan; sus homenajes a David Bowie, a la banda experimental The Residentes, al ‘hombre pálido’ de El laberinto del fauno... y otros aún más mediáticos. Porque tras las últimas elecciones presidenciales norteamericanas les pidieron —y ya está al otro lado del ‘charco’— un Donald Trump articulado («y que se le moviera la boca, eso era importante», apunta Miguel) con destino a un show de humor, y recientemente les solicitaron un pierrot para que decorase la consulta de un médico en la tercera temporada de la muy seguida producción de USA Network Mr. Robot, «la serie de hackers de la que hablan bien los propios hackers», como definen, divertidos.

Etcétera Marionetas vende más para coleccionistas, atrezzo, encargos y decoración (y algún que otro peregrino) que para compañías de títeres, «dado que, por cuestiones prácticas y económicas, éstas se suelen hacer los personajes que necesitan», comenta Miguel López, quien incide en que el éxito de sus criaturas —y son innumerables, ya no lleva la cuenta de su ‘descendencia’— está en el cuidado puesto a la hora de modelar el rostro («hasta que no tengo el personaje en la cabeza no me pongo manos a la obra») y en el arduo trabajo de Begoña con sedas, telas, lanas teñidas y botones que adquiere en antiguos almaneces para vestir y dotar de personalidad propia a las mismas. Ayer mismo, y de modo casual, justo el Día de San Patricio, culminaron un espectacular leprechaun, o duende irlandés, con violín y todo.

«O encantan o dan miedo, lo cierto es que no dejan indiferente a nadie», observan ambos, y mencionan una intimidante medusa con melena de culebras —y de tamaño natural—, que retiraron dada la poca estima que le tenía un miembro de la familia.

Eso sí, nos cuidamos de formularle a Miguel las preguntas que más le hace la gente, y que ha acabado por odiar: «¿Los hacéis vosotros?» y «¿podéis vivir de esto»? (porque, claro está, la respuesta a ambas es sí).

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