Diario de León

CULTURA

Las reservas de la biosfera tienen alma

La Unesco y el Ministerio de Medio Ambiente levantan acta del patrimonio inmaterial de los espacios protegidos leoneses: usos ganaderos, arquitectura propia, relación con el paisaje, lengua y rasgos dialectales... el catálogo orienta sobre los puntos que las administraciones. deben potenciar y no dejar de lado

La transhumancia, tan arraigada en las comarcas leonesas, es según este catálogo uno de los valores culturales que deberían ser fomentados. JESÚS F. SALVADORES.

La transhumancia, tan arraigada en las comarcas leonesas, es según este catálogo uno de los valores culturales que deberían ser fomentados. JESÚS F. SALVADORES.

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León

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e. gancedo | león

Crecen y evolucionan aunque no son plantas ni animales. Están firmemente ancladas al terreno pero no se trata de las montañas que van encajando los sucesivos valles, uno detrás de otro. Circulan y confluyen sin ser ríos, cascadas ni corrientes. Se trata del patrimonio inmaterial, esto es, la cultura que subyace a los paisajes que tenemos delante, la suma de tradiciones, conocimientos, relaciones con el medio, leyendas, cantares, romances, música... o sea, los elementos con los que el hombre ha logrado humanizar el territorio, con los que ha desarrollado una serie de culturas propias gracias a las cuales —hasta ahora al menos— comunidades humanas y medio natural pudieron convivir muy aceptablemente. Más o menos lo que ahora se llama ‘desarrollo sostenible’.

Y es ese otro tipo de patrimonio, referido a las reservas de la biosfera españolas, el que ahora ha inventariado el Ministerio de Agricultura, Pesca, Alimentación y Medio Ambiente junto a la Unesco y a través de la Fundación Interuniversitaria Fernando González Bernáldez. Un catálogo, disponible en Internet, que orienta claramente sobre las prioridades que deberían tener las administraciones competentes en lo que se refiere a estos espacios y en el que no faltan las reservas leonesas: es la provincia española que más territorios delimitados con este tipo de protección tiene, siete.

Ya desde su mismo inicio, el documento deja claro que la tradición puede y debe ser herramienta clave para la construcción del futuro en este tipo de áreas rurales: «Los usos del territorio y los conocimientos tradicionales han sido reconocidos por la Unesco como factores fundamentales para la conservación de la biodiversidad y la agrodiversidad», reza el comienzo de un catálogo que incluye 101 fichas de recursos del patrimonio cultural inmaterial español para todos los interesados, sean personas o entidades.

Fiestas, rituales, artesanías, gestión de las razas y variedades autóctonas... la lectura de las 240 páginas del inventario (presentado como «abierto», de ningún modo definitivo) deja la sensación de que las virtudes locales, abiertas a lo universal, constituyen un arma poderosa.

Las artesanías tampoco están ausentes del listado. RED DE RESERVAS DE LA BIOSFERA

El icónico santuario de Carrasconte, entre Laciana y Babia. CLUB XEITU

De los molinos al patsuezu

El apartado leonés, en concreto, se abre con la reserva del Alto Bernesga, donde destaca la importante presencia de sus «ingenios hidráulicos», o sea, molinos, batanes y serrerías, y sobre todo de su organización concejil, compartido con el resto de comarcas leonesas: «El concejo es un órgano de administración local al nivel de los núcleos de población. Como tal, se trata de una herencia que conservan los pueblos leoneses desde la Edad Media y que perdura a pesar de todas las reformas administrativas», recuerda, y pondera sus virtudes de democracia directa.

Por otro lado, en el caso de la reserva de los Ancares Leoneses, el catálogo se fija en los entroidos del occidente berciano, en concreto en los maranfallos y fachizas de Burbia: los primeros son los personajes que recorren el pueblo arrojando ceniza a las gentes y después pidiendo la voluntad, y las segundas aluden a una celebración que se desarrolla por la noche, cuando los vecinos suben a una colina y una vez allí queman unos manizos de paja seca y los mueven en el aire de forma circular, un ritual de raíces antiquísimas. Pero en ese capítulo no olvidan la significación histórica del poderoso monasterio de San Andrés en Vega de Espinareda.

Para la reserva de la biosfera de Babia, el catálogo elige como bandera el patsuezu, escrito también pal.luezu conforme a las grafías de la ALLA, variante occidental del asturleonés de rasgos muy curiosos y arcaizantes. En una zona donde el habla popular está por completo ausente de la señalización oficial y también de las aulas, ni tan siquiera como actividad extraescolar, no deja de sorprender que el documento la haya elegido, precisamente, como uno de los «ámbitos del patrimonio inmaterial más relevantes» de esta zona. El otro lo conforman los puertos de las merinas y la propia transhumancia, gracias a la cual, dice, «se han configurado y mantenido productivos ecosistemas singulares de gran valor natural. El pastoreo estival permite en buena medida el mantenimiento de la diversidad de hábitats y, en consecuencia, de la diversidad biológica y de paisajes de calidad en la montaña».

Un molino bellamente rehabilitado en la zona del Alto Bernesga. R.R.B.

El catálogo resalta el valor de la caminería antigua de los Argüellos. R.R.B.

Por otro lado, la caminería antigua es el aspecto resaltado en lo que respecta a la reserva de la biosfera de los Argüellos; red de calzadas romanas, de vías arrieras y de puentes medievales que durante siglos procuró el único enlace de viajeros y mercanías entre León y Asturias. Pero en esta zona recuerdan también la sugerente leyenda de la Dama de Arintero, «símbolo de fidelidad y heroísmo que dio lugar a una serie de romances de los que hay inventariadas hasta 52 versiones literarias y 17 versiones musicales», recuerdan.

Las brañas lacianiegas son, por su parte, el emblema de la reserva de la biosfera de esa comarca, auténticos pueblos en altura y copias más reducidas de los del valle, donde la vida cobraba gran animación por san Xuan, y también la renombrada romería de Carrasconte, con su célebre piedra furada y su gran romería, documentada desde el siglo XVII. En el caso de Omaña y Luna son las costumbres, tan socializadoras y mantenedoras de memorias y narraciones, del filandón y del calecho, las protagonistas junto a la toponimia autóctona y las veceras del ganado.

El listado se cierra con la «cultura pastoril vinculada al aprovechamiento de los pastos de altura de los Picos de Europa» que León comparte con Cantabria y Asturias, una sabiduría «que se remonta a épocas neolíticas».

De los filandones se destaca su carácter socializador . A. LÓPEZ

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