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LITERATURA

«Este acto es una reconciliación de Michi y Astorga»

Mendoza comparte ‘Funerales vikingos’ y cede el legado del pequeño de los Panero.

Javier Mendoza y Javier Huerta, ayer en Astorga. JESÚS F. SALVADORES

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León

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a.g. valencia | astorga

Michi, el pequeño de los Panero, ha vuelto a la casa del padre, en la calleja que va a dar a la catedral. Astorga acogió ayer la presentación de Funerales vikingos, los cuentos inéditos escritos por el único hijo del poeta Leopoldo Panero que no se dedicó a la literatura. El libro se completa, además, con una selección de artículos y textos dispersos que nunca habían sido publicados de manera conjunta.

Ha sido Javier Mendoza, el hijo de Sisita García-Durán, la segunda mujer de Michi, quien ha decidido que es el momento de que se conozca la voz más literaria del pequeño de la saga. Escritor «a la altura del resto de miembros de su familia», matiza, «quizá no se dedicó a la literatura porque la tenía demasiado cerca, los motivos están en el libro, pero los personalismos o la realidad le hicieron acercarse más al cine», explica Mendoza, convencido de que el acto que ayer abrazó la Casa Panero «es la reconciliación de Michi con Astorga». La casa familiar fue testigo de la puesta de largo de Funerales vikingos, un libro doble que reúne nueve cuentos y artículos de Panero publicados en El Independiente o Diario 16, por un lado, y, por otro, en una cara B, denominada El desconcierto, el periodista relata la relación que mantuvo con el marido de su madre, al que conoció el 19 de junio de 1988.

«Michi, que falleció en 2004, tuvo una relación de amor-odio con Astorga, en los últimos tiempos escribió textos sobre la ciudad y reivindicó la figura del padre», subraya Mendoza, convencido del apego que el pequeño de los Panero —que ya ha dejado de ser el ‘escritor sin libros’— sentía por la ciudad. «Cuando supo que iba a morir se vino a vivir aquí».

El libro —ha pasado más de una década desde que Michi falleciera— llega ahora, justo cuando Javier Mendoza considera que tiene edad suficiente para ver la vida con perspectiva. Además, hace un año y medio que murió su madre y «puedo hablar de esta historia como un capítulo cerrado», expone.

Los cuentos de Michi proceden de unas carpetas que le regaló el propio autor a Javier Mendoza a finales de los años noventa, como sintiendo la necesidad de compartirlas. Relatos que durante años han dormido en las estanterías hasta que el periodista comprendió que era el momento. «Lo único que me sostiene es sentir que en esas carpetas se esconde lo mejor de mi mismo, el Michi Panero que nadie conoció». Este comentario, escrito por el propio autor en una columna, refleja el espíritu de esta antología, que incluye escritos entre los años 1963 y 1971 y los cuentos que firmó como José Blanc.

La presentación en la casa familiar contó con el exalcalde, Juan José Alonso Perandones, que recibió a Michi cuando llegó a Astorga, con Javier Mendoza y Elba Martínez, quien estuvo con el escritor poco antes de morir y a quien entregó una carta que aparece en la publicación, además de Miguel Barrero. También Javier Huerta, el presidente de Amigos de la Casa Panero, participó en la puesta de largo de este libro siamés que arropó la entrega de los documentos originales para que queden expuestos en la casa-museo. «Poco a poco se va recuperando el legado de los Panero, ahora que todos han desaparecido es la forma de que queden más vinculados a la ciudad», destacó. Emoción, sentimiento y literatura para dar, de nuevo, ‘la bienvenida’ al pequeño de la saga.

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