Diario de León

La ‘cota cero’ de la ciudad

Uno de los tres sondeos llevados a cabo en el patio del Seminario como ‘prórroga’ de la labor arqueológica previa a la creación del Museo de la Semana Santa alcanza los cuatro metros y halla muros romanos, huesos de animales y cerámica variada. .

Aspecto actual del patio del Seminario Mayor una vez finalizada la continuación de los trabajos arqueológicos en este espacio central de la capital leonesa. RAMIRO

Aspecto actual del patio del Seminario Mayor una vez finalizada la continuación de los trabajos arqueológicos en este espacio central de la capital leonesa. RAMIRO

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e. gancedo | león

La profundidad es tal que se ha alcanzado incluso el nivel geológico del terreno, la arcilla rojiza propia de la terraza fluvial en la que se asienta la ciudad de León. Más abajo no puede haber producción o huella humana alguna. Pero entre esa ‘cota cero’ y el suelo que pisa el transeúnte, cuatro metros más arriba, hay todo un muestrario de la historia constructiva de León. Se trata de la ampliación de las labores arqueológicas efectuadas el pasado verano en el patio del Seminario, previas a la habilitación en el edificio del Museo de la Semana Santa, y que la administración juzgó que era necesario proseguir dado el interés de sus hallazgos. Entonces se había ahondado cosa de un metro y se habían localizado cimientos, sótanos, canalizaciones y bodegas correspondientes a sucesivas estructuras elevadas desde el medievo hasta la época actual. Ahora, la continuación de los trabajos —ya finalizados— se ha concretado en tres sondeos, dos más reducidos y ya cerrados y uno de grandes proporciones, aún abierto y a la vista, que llegó a los citados cuatro metros de profundidad.

Todos los detalles de las prospecciones están siendo fijados en un informe que los profesionales encargados de las obras culminan en estos momentos, y que habrá de ser entregado en breve al gobierno autonómico. Este periódico ha tenido acceso, no obstante, a algunos de esos aspectos, como por ejemplo la existencia de cimiento romano en la base del mayor de los sondeos y los restos de un amplio muro, de la misma época, de cuyo uso o función aún no puede decirse nada en concreto: una nada desdeñable estructura de aspecto similar a las aparecidas en la Vía Principalis pero que, en principio, no correspondería a las esperadas casas de los tribunos, posiblemente ocultas en el interior de otro de los patios del Seminario leonés.

Los objetos de época romana hallados durante esta nueva etapa de trabajos no han sido demasiado abundantes, limitándose a fragmentos de cerámica, pequeños trozos metálicos que podrían corresponder a cuchillos u otro tipo de utensilios, y huesos de los animales que mantenían y de los que se alimentaban, fundamentalmente ovejas, vacas y cerdos. Pero el recinto ha ofrecido, sobre todo, numeroso material constructivo medieval, del siglo IX en adelante. Antaño parte del complejo eclesiástico y administrativo del antiguo palacio episcopal, residencia y sede del obispo —una especie de señor feudal más—, el patio del Seminario Mayor exhibe los restos de una sucesión de sótanos y almaceces cuya construcción solía emplear fases y materiales anteriores en un ejercicio de gran ‘reciclaje’ continuo.

Suelos de baldosa del siglo XVII, paredes enfoscadas y cuidadosamente elevadas en canto rodado, canalizaciones de agua del siglo XIX, hechas en ladrillo y piedra de Lois... una serie de vestigios que sin duda ayudarán a documentar el pasado de un rincón de la ciudad que, hasta ahora, y salvando unas limitadas exploraciones en el Obispado, no había sido excavado de manera sistemática y profesional.

La Comisión Territorial de Cultura se reunirá a mediados del próximo mes de mayo, y a la luz del informe arqueológico que en estos momentos se está ultimando, decidirá si basta con estos sondeos o si es preciso alguna prospección más. Por de pronto, los trabajos de adecuación del resto del edificio que albergará el nuevo museo leonés prosiguen y, de hecho, no se han detenido en todo este tiempo.

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