Diario de León

CULTURA ■ PATRIMONIO

El espía de la Catedral

La capilla más enigmática del templo gótico abre sus puertas Guarda el mausoleo del Conde Rebolledo, que fue diplomático en Dinamarca y también poeta

Vista panorámica de la capilla, con el mausoleo del Conde Rebolledo, el altar y cuatro tallas del antiguo órgano barroco. RAMIRO

Vista panorámica de la capilla, con el mausoleo del Conde Rebolledo, el altar y cuatro tallas del antiguo órgano barroco. RAMIRO

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verónica viñas | león

Fue espía y un personaje tan enigmático como la capilla de la Catedral que convirtió en su última morada. El leonés Bernardino de Rebolledo y Villamizar fue noble, militar, poeta, embajador y, con seguridad, un agente de Felipe IV en Dinamarca. El diplomático y caballero de la Orden de Santiago se hizo construir un espléndido mausoleo en el templo gótico, obra de los maestros cántabros Juan de la Vega, Juan de Rucabado y Pedro del Hoyo. La capilla, a la que se accede desde el claustro, es una de las más misteriosas. Durante décadas ha estado inexplicablemente cerrada al público y convertida en trastero. Ahora acaba de abrir sus puertas para mostrar un fragmento único del canto hispánico, también conocido como canto mozárabe o canto visigótico, que es el rito medieval de la liturgia cristiana propiamente ibérica. La Catedral es una de las sedes de la muestra, titulada Fragmentos medievales: vestigios del canto hispánico, auspiciada por la Biblioteca Nacional y el Consejo de Investigación de Humanidades y Artes de la Universidad de Bristol. Y es que el Archivo de Cabildo conserva una de las poquísimas muestras escritas, el llamado fragmento número 5, que prueba la existencia del canto mozárabe. Se trata de una exposición online, que puede verse a través de una pantalla de ordenador.

Es el primer uso que se da a la capilla, que no ha podido desprenderse de una maqueta que reproduce la célebre custodia de Juan de Arfe, así como cuatro tallas que pertenecieron al órgano barroco del siglo XVIII; se trata de una talla de Santa Cecilia sentada y en actitud de tocar el órgano, otras dos figuras de mujer de pie representando la ‘muestra’ y la ‘armonía’ y otra con los brazos abiertos.

Una serie de casualidades han permitido abrir, tras años cerrado a cal y canto, el inaccesible mausoleo del noble leonés que reposa en la Catedral desde 1677, tras haber fallecido de gota un año antes. El futuro Museo de la Semana Santa ha obligado a trasladar el Taller de Vidrieras al edificio de la calle Dámaso Merino propiedad del Cabildo que durante años se destinó al programa de ocio juvenil ‘Espabila’. El inmueble, que está siendo rehabilitado, ha permitido trasladar buena parte de los enseres que se apilaban en torno al sepulcro del Conde Rebolledo. La capilla, que al noble le costó 39.000 reales y está dedicada en realidad a la Purísima Concepción, alberga un altar barroco-churrigueresco en un lamentable estado de conservación, así como numerosas piedras que formaron parte de columnas y frontispicios y un viejo púlpito de madera.

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