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CULTURA ■ EL TRIBUTO

«No es posible vivir sin filosofar»

León rinde hoy tributo a Gustavo Bueno, un pensador señero que ofreció numerosas charlas en la ciudad y donde dejó no pocos seguidores. Miguel Ángel Castro califica su obra de «hoja de ruta»

El psicólogo, escritor y profesor de Filosofía leonés Miguel Ángel Castro Merino. SECUNDINO PÉREZ

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León

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e. gancedo | león

En la época de la conectividad y de las redes múltiples y omnipresentes, el debate y la crítica, por paradójico que pueda parecer, retroceden o enmudecen. Algo que jamás hizo un pensador señero, Gustavo Bueno (1924-2016), filósofo valiente y combativo a quien esta mañana, en la Biblioteca Pública de León (calle Santa Nonia, 5), se le dedicará el tipo de homenaje que a él le gustaría, con argumentos, controversias y análisis. Bueno estuvo muy vinculado a la ciudad, donde impartió una de sus últimas conferencias, y sobre su obra y otros asuntos hablarán hoy Carlos M. Madrid, Iván Vélez, Miguel Ángel Navarro y el leonés Miguel Ángel Castro, autor de, entre otras obras, Todos somos filósofos.

Preguntado por la posibilidad de que todos, independientemente del nivel de estudios y formación, podamos llegar a ser filósofos, Castro responde que, a su juicio, «es imposible no serlo, en cierto sentido». «El término filósofo, en una sociedad como la española, no es el mismo que en el siglo VI a. C en Grecia. Eso es el producto de la educación estatal —asegura—. Todos tenemos, sin saberlo, que enfrentarnos con cuestiones filosóficas: casarse, comprar piso, tener hijos, a quién votar... Hay muchos camareros y trabajadores cuya labor filosófica es más valiosa que muchas cátedras y altos cargos. A ellos les debemos mucho. Hay filosofía a rebosar».

Luchar contra uno mismo

El también ‘padre’ del libro No me pidas nacer, sobre las repercusiones éticas de dar la vida, reflexiona así sobre las cualidades necesarias para filosofar: «Como hay muchas filosofías, las cualidades son variables. Pero desde luego una fundamental es darse cuenta de dónde estamos metidos. Los problemas son objetivos y no hay nada fácil para las sociedades políticas actuales. Otra es salir de la propia individualidad que significa poco, luchar por causas realizables y ayudar a los más desfavorecidos. Una vez que estudiamos no hay mucho espacio para autoelogios, mérito o dignidad. Por la dignidad se lucha. Todo es una conquista de casi todos».

¿Y los beneficios de ese ejercicio mental? Pues son múltiples —responde—: la lucha contra uno mismo, lo que llamara Cencillo la domesticación de uno mismo frente a las patologías que traemos de serie como la ambición, la soberbia, la insatisfacción permanente... además, madurar filosóficamente es comprender mejor por qué ocurre lo que ocurre. Sorprende que haya gente con una pata en la otra orilla, cerca de Caronte, que quiera tener millones por la mera posesión de tener millones, lo cual les impide realizar lo mejor de sí. Una sociedad instruida es lo mejor a lo que podemos aspirar. Y reconocerse finito, limitado, como individuo, no es poco beneficio».

Además, ante la cuestión de qué le impulsó a escribir este libro, Castro Merino, psicólogo y profesor de Filosofía en el IES Padre Isla, responde: «Cuando los políticos no están preparados porque no ven más allá de su nariz, hay que responder. Eliminar la Historia de la Filosofía y la Ética es sencillamente negarse a tratar de analizar socialmente nuestro presente. No obstante, creo que no sobra ninguna materia y ojalá la música, las ciencias, el arte y la educación fisica tengan su protagonismo. La historia de la filosofía debe volver al currículo ya, como prometió el consejero de Educación, Fernando Rey».

Por tanto, ¿cree este experto que estamos perdiendo capacidad crítica? «Es verdad que los tiempos han cambiado. No es esta la misma situación del trabajador, en general, que hace tiempo. O sea, estamos en el mercado pletórico y muchos creen que están en el siglo XIX como describe Marx. Es muy problemático que el personal no sepa que formamos parte de una nación política compuesta de naciones étnicas como la gitana, por ejemplo. Creen que una nación se improvisa... —argumenta—. Como la formación filosófica es poca, hay que tomar partido y luchar por la unión de España y por un habla común que nos una para mejorar. Estar viendo la televisión a todas horas sin estudiar a fondo qué sucede es estar llamado al desastre. Consumir no es tan malo. Y sin consumo no hay prosperidad. No hay para camas de hospital, vamos. Pero consumir por consumir resulta preocupante. Hay que trabajar por racionalizar el empleo. Más educación y menos horas en el trabajo. Más arte y más cultivo del vivir. Creo que es hora de analizar nuestra vida cotidiana y revisar cómo está el panorama»

En cuanto al homenaje de hoy, Miguel Ángel Castro habla de que los asistentes son «primeras figuras». «Son muy relevantes sus aportaciones. Hay muchísimos discípulos de Gustavo Bueno en España y fuera de ella. Cada uno campea por sus pagos con su potencia propia pero España es ejemplar y singular por nuestra tradición», dice, y avisa: «Habrá broncas y disputas, pues los filósofos no formamos un gremio con unas prerrogativas o dogma de fe. La contribución de Gustavo Bueno fue su decisión socrática de exponerse como la figura relevante que era y no casarse con nadie gratuitamente. No temblaba ante etarras ni separatistas. Nos ha cedido un sistema filosófico muy difícil de estudiar pero necesario para tener una hoja de ruta; un mapamundi firme».

Lugar: Biblioteca Pública de León.

Hora: desde las 10.00 y las 14.00.

Entrada: libre y gratuita.