Diario de León

MINORÍAS ABSOLUTAS

Prioridades

Publicado por
rafael saravia
León

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Este año ha salido una encuesta hecha a más de doce mil jóvenes españoles de entre 16 y 19 años preguntándoles a qué personaje público les gustaría parecerse. Realmente no me llevo muchas sorpresas excepto por algunos matices; pero que no haya sorpresa no significa que la tristeza y la desesperanza no vayan bien servidas.

La citada encuesta, hecha por Educa 20.20 y Fundación Axa, realizada por Gad3, deja ver que hay muchos jóvenes que tienen claro el destino al que quieren dirigirse en su futuro más cercano. Las respuestas han sido variadas y no tan naif como pudiese parecer; desde arqueólogos a policías y la no tan extraña respuesta de «a estas alturas no tengo claro a quién me gustaría parecerme o hacia dónde quisiera encaminar mi futuro. Pero lo que sorprende es ese grueso de respuestas que hallan una coincidencia.

Hay una diferenciación por sexos, sorprendiendo realmente que entre los personajes que coinciden en la lista de los chicos no se encuentre ninguna mujer. Sin duda nos constata que la igualdad no está interiorizada, y que todavía, en el inconsciente, la diferenciación juega un papel patriarcal difícil de vencer. En este grupo, el de los muchachos, Bill Gates, Steve Jobs o Amancio Ortega encabezan el listado. El siguiente es una respuesta que sorprendía a algún amigo y que a mi no deja de parecerme emotivo y hasta piadoso. El cuarto lugar lo ocupa «mi padre». Algo que dentro de esta singular y catastrófica lista me parece un mal menor que referencia cierto apego y orgullo por el quehacer familiar, donde no sólo vale el tener, poseer y ser renombrado, sino que vale como referente el trabajo del día a día de tantos y tantos padres —aunque la pregunta se refiriese a personajes públicos—.

En el grupo de las chicas Amancio Ortega encabeza una lista que también sorprende. Le siguen «mi madre» —otra curiosidad que me parece verdaderamente importante y que casual y tristemente no sale en la lista de los chicos—, Emma Watson y Steve Jobs. Después viene «Mi padre» y un listado peculiar donde, por ejemplo, prefieren a Sara Carbonero antes que a Mandela.

Subyace sin duda esa idea de triunfo donde el dinero y el poder son los ejes fundamentales del concepto de éxito personal. Los chicos prefieren parecerse a Ronaldo antes que a Einstein; las chicas prefieren parecerse a Soraya Saenz de Santamaría antes que a Frida Khalo. La ciencia, el conocimiento y el desarrollo del bienestar mundial no son prioridades —al menos en el listado elegido por las chicas aparece en un no desdeñable séptimo puesto Marie Curie—. Es mejor ser Messi que ser profesor; es mejor ser Dulceida que médico. Los valores que conforman lo importante se van desequilibrando hacia un lugar donde el artificio se consolida. En un día como hoy, a modo de memoria, algún joven podría renovar su listado y mencionar a, por ejemplo, Jacques-Étienne Montgolfier, uno de los hermanos inventores del globo aerostático. Aunque sólo sea para recordar que hay vuelos más necesarios que el de llenar unos bolsillos de inutilidad y dinero —perdonen la redundancia—.

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