CRISTINA MONTES | entrevista
“Nuestro objetivo ahora era estar en el Sonorama”
Cristina Montes, Hills, es saxofonista del grupo The Grooves
s. fernández | aranda
Cristina Montes, 30 años, alias Hills es una leonesa que tiene el placer de deleitar a todos los asiduos de esta edición del festival Sonorama, uno de los mayores y más reconocido encuentro de grupos de música Indie, en el panorama español.
—¿Cómo empezó tu afición a la música?
Mi madre y mi padre me metieron en el conservatorio de música de León cuando tenía siete años y me ofrecieron la oportunidad de tocar el saxo. Y siendo muy pequeña me introduje en este ambiente sin ningún tipo de devoción ni aspiración. Ahí empezó todo.
—¿Cuándo se produce el cambio en el que dices yo puedo dedicarme a esto?
Cuando estuve en Estocolmo viviendo vi que la gente se relacionaba mucho a través de la música, yo conocí a muchos amigos a través de la música. Mi vecino tocaba la guitarra, otro el cajón, entonces yo me llevé el saxo y empecé a tocar con gente que no conocía de nada. Iba a Jam Session y tocaba todo tipo de música, improvisaba. Ahí comenzó otra vez el gusanillo, con 21 años. Cuando me volví a Madrid me propuse que la música iba a ser el camino para conocer y relacionarme con gente.
—¿Cuándo nace The Grooves?
Después de venirme para Madrid me quedé sin trabajo y me fui a vivir a Alemania y al volver me dije yo quiero tener mi propia banda, y ahí nace The Grooves. Empecé a juntar amigas, Paloma (la bajista) fue la primera que se unió, luego de unirían más, realizamos un casting en noviembre de 2012 donde mirábamos sobre todo que hubiese un buen feeling, una gran conexión humana, y en marzo teníamos la banda.
—¿Cómo es el comienzo, cómo se define el estilo, el rol de cada integrante?
Como a mí me gustaba, y me gusta (risas), mucho el jazz, el soul y folk, porque soy saxofonista, empezamos a tirar un poco de mi estilo. Y como toda banda que empieza, comenzamos haciendo versiones de grupos que admirábamos.
—Desde que empezasteis habéis ido modificando el sonido, ¿cuál es la línea a seguir?
Grabamos el primer LP en 2014, fueron seis temas, que eran principalmente funk un poco de rock y soul pero nos dimos cuenta que lo que mejor funcionaba eran un par de temas que teníamos muy discoide y rockeros. Pensamos que para a afrontar un LP hay que parar de tocar y concentrarse y así lo hicimos. Nos centramos en sacar un disco que contará una historia. Teníamos claro que había que centrarnos en el baile, queríamos que la gente bailase en los conciertos, de cara a actuar en grandes festivales.
—El objetivo se cumplió y actuáis en el Sonorama ¿Qué significa esto?
Cuando terminamos de grabar el disco yo les dije a las chicas el objetivo de este año es tocar en el Sonorama. Durante toda la gira de invierno nos dedicamos a demostrar que podíamos estar en el Sonorama y cuando vimos el objetivo cumplido no nos lo podíamos ni creer.
—¿Cómo fue esa llamada?
Yo bombardeé a Javi Ajenjo (organizador del Sonorama), como era un objetivo pues íbamos hasta el final. Yo no sé con cuantas personas hablé para que me dieran el teléfono de Javi. Cuando ya conseguí hablar con él estaba en un viaje de Murcia hacia Madrid y me llamó él, yo ya le había llamado un par de veces y no me había contestado, le conté mi proyecto y me dijo escríbeme al e-mail. Le escribí y al rato me llama, en ese momento me temblaba todo, cojo el teléfono y los tres minutos se me corta la llamada por falta de cobertura y no sabía ni siquiera si habíamos cerrado una fecha o no, fue surrealista. Luego hablamos tranquilamente y confirmamos el concierto.
—Aparte de la música también tienes un trabajo ¿hasta qué punto se puede vivir de la música?
Esto es un tema complicado, yo creo que en este mundo tienes que tener una red, que te de seguridad en caso de caída, para mí fue un criterio al montar la banda, todo el mundo tenía que tener su trabajo. Entre semana trabajamos y el finde tocamos.