Diario de León

La casa del arte a orillas del Porma

El antiguo caserío de los Arriola va sufriendo una lenta pero inexorable transformación de mano de la fundación Merayo para convertirse en una casa de artistas en la que puedan «instalarse y tener su estudio en un paraje natural», según Ángela, directora de la fundación..

La directora de la fundación con las obras expuestas en el patio casero.

La directora de la fundación con las obras expuestas en el patio casero.

Publicado por
León

Creado:

Actualizado:

daniel garcía | león

A la salida de Santibañez de Porma, al final de un sendero transitado por vacas, está un imponente edificación del siglo XX. El edificio, que fue propiedad de la familia Arriola (una de las más acaudaladas de la provincia en la época), también fue a mediados del siglo pasado un seminario desde su adquisición por parte de la diócesis, que se lo encargó a su vez al obispo Luis Almarcha. «Aquí venían jóvenes de toda la provincia» según Ángela Merayo, directora de la Fundación Merayo, la institución que se encarga de su rehabilitación. Hasta la fecha de su cesión a la fundación fue un lugar aprovechado para los campamentos de verano.

El paso del tiempo se ve en sus muros. Grandes salas, un molino antiguo y la vieja casa del guarda permanecen como recuerdo de lo que fue ese lugar. Un gran patio en su interior sirve a la vez de sala de exposiciones y de improvisado escenario para conferencias. Distinguidos leoneses como José María Rojas Cabañeros, Mercedes G. Rojo, Ángel Alonso y Nuria Antón, entre otros ya han dado conferencias en este espacio. En el patio también se pueden ver obras de las exposiciones que ofrece ahora la fundación. Esculturas de Juan Carlos Uriarte, David Roa y Jesús Martínez se muestran ante el público, que podrá visitar estas obras, y el resto de la exposición hasta el próximo 17 de octubre. En los exteriores todavía quedan restos del antiguo frontón, que era utilizado por los jóvenes que poblaban la finca cuando hacía las veces de seminario.

La piedra de Boñar, tan utilizada en la zona, aparece en cabezales, pilas de agua y en ornamentaciones que fueron traídos desde el monasterio de San Pedro de Eslonza por el obispo Almarcha. Su huella también sigue presente en el caserío, con su escudo coronando una de las puertas del patio interior.

La primera estancia de la exposición muestra la obra Ilógica del fotógrafo Norberto Nosti. En ella enseña su propia versión del mundo desde el objetivo de su cámara.

En las salas rehabilitadas para la exposición, podemos ver obras de artistas japoneses como Sousai Inada, Shoji Harikae y Maiko Maeda. Gran parte de ellas traídas por la propia directora de la fundación desde Girona, lugar donde se encontraban la mayoría de las obras en otra presentación.

Shoji Harikae ya ha expuestos en lugares de la talla del Rockefeller Center y el museo de Nagasaki. El artista japonés, fallecido en 2003 recoge influencias de Picasso en sus obras, en las que dependiendo del punto de vista se puede apreciar un parecido a las obras del pintor malagueño. Otra artista con influencias occidentales es Maiko Maeda. La única mujer de la exposición recibió clases de arte en Madrid y en Nueva York. Su obra tiene influencias de Pollock y de los impresionistas. Es la artista más occidental de los tres japoneses.

En la capilla, en la que todavía se celebran misas las obras de Vicente Molina adornan toda la estancia. Cuadros que retratan la espiritualidad de la relación del hombre con Dios, desde el punto de vista católico del artista, que también es sacerdote. La exposición Lux abscondita del pintor soriano utiliza cartones para dar un toque más espiritual a sus obras.

Sostenida en el aire en el centro de la sala se encuentra una escultura realizada en alambre de Santa Teresa de Jesús, hecha para conmemorar el 500 aniversario de su nacimiento. Narcís Coderch, creador de la obra, juega con las perspectivas para que parezca que tiene dos posturas distintas, dependiendo de la posición desde la que se observe.

Desde lo alto las vidrieras de San Isidoro, Santo Martino y San Froilán entre otras iluminan la estancia en los días soleados. Todos ellos patrones de localidades leonesas. Aunque se desconoce su origen, se piensa que pudieron ser traídas hasta aquí por el Obispo Almarcha, ya bien del monasterio de San Pedro o de otro.

En la parte trasera de la finca se puede apreciar el paso del río por debajo de los ojos del antiguo molino, que tuvieron que taparse para la construcción de una pasarela que conectara las dos orillas. Un camino entre árboles al lado del río nos lleva hasta una pequeña virgen. Algo parecido a un lugar de oración en la épocas del seminario.

El molino que producía electricidad para el caserío antaño fue una de las principales fuentes de energía y sustento de la zona. Teniendo en cuenta que en esos tiempos una parte de población trabajaba en el caserío.

La casa de los artistas

Sus más de 4.000 metros cuadrados dan un gran espacio a para celebrar exposiciones. Para el futuro, la creación de una residencia de artistas, a la que acudirán «Los artistas que puedan exponer sus obras», según Angela y gozar de un estudio en el que puedan «Instalarse y realizar sus obras en un paraje natural tan precioso como éste», admitió. Qué mejor manera para crear arte que conectado con la naturaleza en la ribera del Porma.

La intención de la directora de la organización con la creación de la casa de los artistas es un paso más en el camino de la fundación Merayo. Su afán por rehabilitar un edificio con tanta historia como el caserío de los Arriola no se queda en esto. Su deseo para el futuro es poder rehabilitar en su totalidad toda la finca, aunque es un trabajo costoso y difícil de realizar.

«No hemos recibido ayudas ni del Ayuntamiento ni de la Junta», revela Ángela sobre la dificultad de este trabajo. Sus grandes dimensiones hacen que sea imposible poder hacer un cambio de cara a la finca de buenas a primeras. De momento, la propia residencia de Ángela en el segundo piso, el tejado, las salas de las exposiciones y la capilla es lo que hasta el momento está restaurado.

La residencia estará disponible para todo artista que reciba el beneplácito de la directora de la fundación, Ángela Merayo. Los agraciados podrán realizar y mostrar sus obras.

tracking