La huella de los Arriola sigue viva
Un trozo de la historia de los Arriola permanece en la fundación. En la parte superior de la puerta principal encontramos el escudo de la familia que construyó el caserío. Y no podía ser mas premonitorio, por desgracia. Tres corazones, de los cuales el central ésta punzado por un puñal sujetado por una mano. El secuestro y posterior asesinato en 1945 de Emilio Zapico Arriola, a manos de unos ‘maquis’ fue el último de los infortunios que sufrieron en esta finca. Éste hecho junto con la muerte de otro de los hijos de los Arriola durante la guerra civil hizo que la familia decidiera abandonar por siempre el caserío, cediéndolo a la diócesis de León, quién lo convirtió en un seminario. No se sabe a ciencia cierta el significado de este escudo, pero una cosa está clara, su emblema escondía su aciago final.