MINORÍAS ABSOLUTAS
Estadísticas veraniegas
Un 30 de agosto de 1874 el Gobierno del Reino Unido decide aprobar la jornada laboral máxima de 10 horas y la prohibición del trabajo de menores de 9 años. Hablamos del siglo XIX y para muchos de los jóvenes actuales les tiene que parecer una broma que el asunto no haya hecho más que retroceder hasta prácticamente rozar esa realidad.
Cierto es que los derechos de los niños no han decaído tan bajo en cuanto a trabajo, pero hemos de recordar que en España la pobreza infantil roza el 40% y somos el tercer país (después de Rumanía y Grecia) de la Unión Europea en este penoso ránking.
Todo esto viene por las estadísticas que ahora que vamos a iniciar septiembre cubrirán todos los medios. El paro habrá bajado como siempre. Los meses de verano son jugosos para generar empleos y a algunos se les llena la boca de bonanzas con respecto a la recuperación económica y laboral de nuestro país. Lo que no cuentan, y tristemente es muy común, son las condiciones laborales que se han generado —y ya enquistado— en estos años de reforma laboral.
Recientemente hemos visto en televisión sendos programas de investigación donde se muestra la realidad de nuestro crecimiento y mejora. Efectivamente la economía mejora, pero sólo para las empresas que hacen los números nacionales. Las economías populares, las de los autónomos y asalariados, van tan mal como siempre, o peor. Hemos visto cómo en las zonas de turismo el alojamiento de los trabajadores temporales llega a ser infrahumano, viendo camareros y dependientes que duermen hasta en la calle para poder sacar en limpio algo del sueldo para después del verano. Alquileres desorbitados junto a salarios anoréxicos hacen que ya no merezca la pena casi trabajar de sol a sol para tener un remanente después del estío.
En uno de estos reportajes, donde la cámara oculta grababa las condiciones que se ofrecen, fueron varios empresarios los que ofrecían menos de 800 euros de salario por jornadas de 10 o más horas. Sin hacer contrato en la seguridad social o haciéndolo como máximo de 4 horas. Pagando la hora de trabajo a 3,40 euros: Así es como se hace crecer a España.
Tal vez por esto uno debe mirar las estadísticas con cierto recelo, porque como ya he dicho más veces, hemos entrado en la dinámica en la que nuestro gobierno se dedica a hacer crecer económicamente a nuestro país a costa de hacer más pobres a sus ciudadanos. Sólo unos pocos —demasiados pocos— ven las mieles que genera esta reforma laboral que sigue perpetuándose en el tiempo —lleva más de 5 años oprimiendo al asalariado-—y que ningún partido es capaz de derrocar para mejorar la vida de los ciudadanos.
Pareciese que esta historia de terror laboral no acabase. Como anécdota les diré que un día como hoy hace 220 años nació una mujer que supo jugar con el pavor para volverlo humano y enseñar la problemática de ser carne pero sin alma: Mary Shelley.
Actualmente, la realidad que nos depara sería sin duda amasijo de inspiración para ella, que ya pronosticó un final de la humanidad para este siglo en el que estamos en su libro El último hombre.