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CULTURA ■ EL PATRIMONIO DE LOS HOMBRES DE ESTAS TIERRAS

Todas las maneras de mirar Vegamián

Tres investigadores llevan décadas reconstruyendo los árboles genealógicos de los ocho pueblos sumergidos bajo el embalse del Porma, así como recopilando multitud de datos históricos, económicos y etnográficos sobre el antiguo concejo de Peñamián. El objetivo, sacar en primavera un monumental libro sobre el valle, que ya puede reservarse, con motivo de los 50 años del cierre de la presa. .

Alumnos y maestro de la escuela de Utrero. CORTESÍA DE ABUNDIO LLAMAZARES

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León

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e. gancedo | león

«Por ponerte un ejemplo: para sacar los nombres de todos los curas naturales de los ocho pueblos del pantano, o mejor dicho, de los que recibieron órdenes, tuvimos que revisar 512 cajas de archivos; tres meses en total». El apunte es revelador sobre el descomunal volumen de trabajo que desde hace muchos años han venido afrontando tres investigadores leoneses a los que sólo mueve un interés: dejar constancia de la vida que latió en el valle de Vegamián desde tiempos inmemoriales... y hasta el preciso año de 1968, cuando el cierre de la presa del Porma arrojó a sus vecinos por el mundo adelante y echó centenares de hectómetros cúbicos de agua sobre casas, prados, hórreos, costumbres, festejos, esfuerzos, anhelos, lágrimas, cementerios y memorias.

Una labor que adquirirá forma de libro de gran formato para dar cabida a todas las relaciones genealógicas vecinales de las que consta información en los archivos. Así, y según una estructura dividida por pueblos, y en cada pueblo, por familias, el lector encontrará los nombres y fechas de nacimiento de cada habitante, con quién se casó; de dónde era natural; de dónde procedía su cónyuge; cuál, su profesión; si tenía o no carrera; si ostentaba algún cargo público, con especial atención a alcaldes, presidentes de junta vecinal, maestros y sacerdotes; cuál fue el motivo de su fallecimiento y en qué lugar se produjo la muerte. «En cuanto a la antigüedad de los datos, depende de cada población. En algunos casos nos hemos podido remontar al siglo XVII e incluso antes, pero lo normal es que arranquen en el XVIII», explica uno de los autores, José Antón Acevedo, anotando también cómo en ciertos lugares les resultó muy difícil ir más allá de ese siglo por la desaparición física de la documentación, aunque sí fueron capaces de reconstruir lagunas temporales cruzando los pocos datos disponibles con otras fuentes y catastros históricos. Eso sí, hay ocasiones en que el ‘lazo’ alcanza bien lejos: de Lodares era Francisco López, que acompañó a Pánfilo de Narváez y después a Hernán Cortés en la conquista de Méjico.

Una abrumadora cantidad de nombres, fechas y notas que estos apasionados rastreadores del pasado han dado forma de libro conmemorativo al que dan los últimos retoques y que quieren presentar en la primavera del 2018, con motivo de los 50 años transcurridos desde la inauguración del pantano. «En realidad somos tres amigos a los que les gustan los mismos temas», dice José Antón, recordando que fue a raíz del gran árbol genealógico de nueve metros que colgó en su pueblo, Corniero, como nació la idea de hacer algo parecido, pero de mucho mayor alcance, en el Alto Porma. Porque si Antón da forma a los textos y administra cada dato obtenido, Ángel Luis Martínez García, de Boñar, cuenta con uno de los mayores fondos genealógicos de León y Isidoro de la Fuente Bayón, de Vegamián, es el public relations que ha enviado más de 300 cartas a hijos y descendientes del valle para recabar información, y constituye un exhaustivo documentalista que lleva toda la vida recopilando y atesorando cada mínimo dato relacionado con la villa (por ejemplo, ha revisado todo el Boletín Oficial de la Provincia desde 1837 hasta hoy, y guarda recordatorios de fallecimiento para luego elaborar fichas con cada deceso).

Isidoro de la Fuente Bayón, José Antón Acevedo y Ángel Luis Martínez García, autores de esta monumental obra sobre los pueblos anegados del Porma . F. OTERO PERANDONES

Pero este trío de sabuesos manejan y ofrecen muchos otros tipos de documentación, como expropiaciones, planos técnicos, recortes de prensa... el Archivo Diocesano, el Histórico y las iglesias han sido sus principales veneros, contando también con sus propios registros y el ‘censo’ o sondeo para los protagonistas vivos que por medio de las citadas cartas efectuó De la Fuente.

Porque aquí no hay copias de otras obras ni refritos de ningún tipo. «Todo lo que aquí ves lo hemos obtenido de cero, es investigación pura, dura y contrastada», secunda Ángel Luis Martínez. Y José Antón remata: «La base para sacar adelante este trabajo ascenderá a los cerca de 20.000 documentos».

«Lo más importante de todo es que esta obra está hecha únicamente como homenaje a aquellas personas que tuvieron que abandonar su casa, su modo de vida, su paisaje familiar, sus raíces y su pasado, y lo hicieron convencidos de que se sacrificaban en favor de una causa más alta, el bien de España —resalta Antón Acevedo—. Nosotros escribimos y recordamos lo que otros hicieron y ellos, con mayúsculas, son los auténticos protagonistas y autores del libro».

Una labor a la que han dedicado casi todas las horas del día durante los últimos cinco años pero que en realidad plasma inquietudes de vidas enteras. «La genealogía me interesa desde que tenía 19 años y ahora tengo 64, o sea que imagínate», ejemplifica Antón. Y junto a los enlaces y parentescos que afectan a cerca de 2.500 familias a lo largo de más de dos siglos, el libro contendrá antecedentes históricos de la antigua jurisdicción de Peñamián, su situación socioeconómica según el catastro del Marqués de la Ensenada, la Iglesia y los feligreses, los concejos, la expropiación de bienes efectuada por la Confederación Hidrográfica del Duero y una memoria gráfica en la que pueden verse imágenes de enorme valor etnográfico pero también sentimental como el último responso a los difuntos en el pueblo de Campillo. El prólogo, además, correrá a cargo de dos ilustres hijos del valle: Miguel Cordero y Julio Llamazares.

Un trabajo atípico, único

«No hemos visto que en ningún otro sitio se haya llevado a cabo un rastreo como este, no hay nada similar», coinciden. Y como lo único que buscan es rendir tributo a quienes abandonaron sus hogares y servir de utilidad a quienes deseen conocer sus orígenes, estén hoy donde estén, estos tres montañeses han querido renunciar a los derechos de autor y han dispuesto un método para saber cuánta gente estaría interesada en el libro con objeto de lograr un precio lo más asequible para todos los bolsillos. Así, toda persona que desee recibir información sobre la obra y sobre su fecha de presentación puede enviar un correo electrónico con sus datos personales a la editorial encargada de la publicación: edilesa@edilesa.es, o por correo ordinario a Edilesa, calle Covadonga, 10, 7º izquierda, 24004, León. El envío de esta información «no compromete a nada, es sólo para aquilatar la tirada de ejemplares», aclara José Antón.

Apeos eclesiásticos, expedientes de limpieza de sangre, ordenanzas que regían al milímetro la vida comunal de los pueblos de la comarca, hechos pioneros como la central hidroeléctrica que construyeron los propios vecinos («esta no era una zona olvidada y deprimida, no, era muy rica y activa», aprecian) conviven en el ‘libro definitivo’ para que la memoria de este hermoso valle no caiga en el olvido. Sus autores, incluso, se han llegado a plantear hacer lo mismo con el de Riaño, aunque la tarea sea, como en este caso, titánica.

Un esfuerzo encaminado al recuerdo y homenaje de Vegamián, Campillo, Ferreras, Quintanilla, Armada, Lodares, Utrero y Camposolillo. «Y que la gente sepa que ahí, antes, no sólo había agua...», concluyen.

Fiesta del Corpus en el pueblo de Armada, en 1961. FOTOGRAFÍA CEDIDA POR VICENTE PELÁEZ

La familia Valladares matando la gocha en Vegamián en 1904.  FOTOGRAFÍA CEDIDA POR VICENTE PELÁEZ