CULTURA ■ patrimonio
La sequía ‘descubre’ el castillo de Riaño
La Comisión de Patrimonio pide a la Confederación Hidrográfica del Duero que aproveche las condiciones del pantano para documentar las ruinas cartográficamente
Restos del Castillo de Riaño, del siglo XII, que la sequía ha dejado al descubierto. ALEJANDRO VALDERAS
verónica viñas | león
La sequía ha hecho ‘emerger’ el Castillo de Riaño. Una construcción ‘fantasma’ que no figura en el Catálogo de Bienes de Interés Cultural (BIC) de la Junta. Se trata de una fortificación del siglo XII erigida sobre un monte, de ahí que, cuando desciende el nivel del embalse de Riaño, queda a salvo como si fuera un islote.
La Comisión Territorial de Patrimonio pedirá a la Confederación Hidrográfica del Duero que aproveche esta situación para llevar a cabo trabajos de documentación cartográfica de los restos del Castillo de Riaño. «Se harán mediante el levantamiento de un plano que los represente de forma precisa, con la finalidad de contar con un documento primordial para el conocimiento de esta construcción histórica, que goza de la máxima protección de la legislación actualmente vigente con la categoría de BIC», explica en una nota la Delegación Territorial de la Junta.
El embalse no ha destruido los grandes sillares del castillo, del que apenas hay más documentación que la recogida por José Avelino Gutiérrez en su libro Fortificaciones y feudalismo en el origen y formación del Reino de León (siglos IX-XIII), donde explica que era «de planta rectangular con gruesos muros de mampostería con mortero». Añade que «en el ángulo sudeste se adosó un espacio rectangular a modo de torreón, mientras que en el ángulo opuesto un refuerzo interior protege la puerta. Aumenta la defensa un envolvente foso excavado en la roca por el noreste y un vallado terrero por el norte, oeste y suroeste». El autor también describe la estratégica ubicación de esta fortificación medieval.
Los historiadores han documentado que el Castillo de Riaño fue erigido sobre un primitivo castro vadiniense de época romana. Casi con seguridad fue construido por el conde Nuño Meléndez o por su esposa Urraca López de Haro —que después se convertiría en segunda esposa del rey leonés Fernando II—.
A diferencia de lo que ha ocurrido en el pantano de Luna, donde las sequías estivales han favorecido el expolio de los restos más valiosos de los dieciséis pueblos que perecieron bajo el embalse, en Riaño, las aguas han resultado providenciales al lavar y eliminar de tierra, árboles y maleza los vestigios de este castillo medieval.