«Hay una generación europea a la deriva»
El realizador leonés Miguel Ángel Pérez Blanco lleva a la Seminci ‘Europa’, una hipnótica reflexión sobre el continente y sus ciudadanos Fue rodada en Madrid, en seis idiomas.
e. gancedo | león
«Europa no es un lugar, sino una idea». Esta reflexión del filósofo francés Bernard-Henri Lévy parece sobrevolar o subyacer, según se mire, la hipnótica y onírica ópera prima del realizador leonés Miguel Ángel Pérez Blanco, Europa , cinta participante en la 62ª Semana Internacional de Cine de Valladolid, la Seminci, que comienza hoy.
Una «experiencia audiovisual y estética», como la califica su autor, en absoluto exenta de pensamiento, pues su voluntad «filosófica» y «política» resulta patente: en realidad, Europa reflexiona sobre una serie de países en busca de su identidad y en unos ciudadanos igualmente extraviados. «Muchos de mis amigos y conocidos se han ido de España, y no pocos a lugares que ni siquiera son del continente. Siento que pertenezco a una generación un poco a la deriva...». Lo declaraba Miguel Ángel Pérez Blanco al Diario ante la próxima exhibición de su primer largo en un festival que no supone una novedad completa para el leonés: su cortometraje Los dinosaurios ya no viven aquí ganó, en 2013, el premio Castilla y León en Corto, una sección de la que en esta ocasión Pérez Blanco forma parte del jurado.
De hecho, Europa nació a partir de localizaciones e ideas descartadas en Los dinosaurios... («suele ser así; de un proyecto que no sale, nace otro», avisa). Y para Europa se escogieron escenarios «deconstruidos y rotos, nada concretos, muy abiertos»; «es Madrid en gran parte, pero podría ser cualquier otro lugar», indica Pérez Blanco.
La película, de 62 minutos de duración, supuso un gran esfuerzo por su «complejidad», confiesa su creador y responsable de la productora Zapruder Films. Cuenta con el apoyo de la Junta de Castilla y León y la Escuela de Cine de Madrid y, entre sus no pocas peculiaridades, está el haber sido rodada en ocho días... y en seis idiomas diferentes. «Creíamos que Alexei Solonchev, uno de los protagonistas, sabía inglés, pero resultó que no era así, de modo que al final decidimos explotar esa incomunicación con su pareja en el filme, la francesa Virginie Legeay», cuenta. ¿El resultado? «Dos cuerpos que se buscan, se conocen, que entran en contacto, que se desplazan a través del espacio...», dice Pérez Blanco, seguidor del cine de Rossellini, Antonioni y Bresson y, como ellos, ávido por explorar los límites de los lenguajes y por encontrar nuevos códigos.
A partir de la abstracción y jugando con los espacios oscuros en los que, de pronto, brotan detalles luminosos como asideros o vías de escape, la cinta aborda «la construcción de la nueva Europa» a través de una pareja multicultural y de dos fiestas, cada una celebrada en un siglo diferente, el XX y el XXI («el final y el comienzo de una idea sobre Europa», señala).
Europa ha sido seleccionada en la pasada edición del D’A, Festival de Cine de Autor de Barcelona, y en el Festival de Cine de Moscú, y durante el mes de noviembre participará en el Festival de Tesalónica, en Grecia. Su estreno en la gran pantalla está previsto para diciembre, y Miguel Ángel Pérez Blanco ya maniobra para celebrar una presentación en su León natal, posiblemente en el Musac.