«Iremos a un sindicalismo casi de pareja, más personal»

ana gaitero | león

Ignacio Fernández (León. 1958), el profesor de Lengua y Literatura que ha dirigido el sindicato Comisiones Obreras de León durante los últimos trece años hasta mayo, presenta esta tarde (19.30 horas) en el salón de los Reyes del Ayuntamiento de León su libro Poscontemporáneos (editorial Eolas). Fernández reivindica el ensayo y la reflexión en una provincia más dada a los géneros «poéticos y evasivos» y en un tiempo donde todo se resume en 140 caracteres. Y barrunta la quinta era de la Historia.

—¿Qué plantea en ‘Poscontemporáneos’ ?

—Las crisis que estamos viviendo no son un ciclo más que sube y baja. Los cambios son de tal magnitud y en todos los ámbitos, porque son cambios de paradigma, que estamos ante una nueva edad de la Historia: La quinta edad, que yo llamo Poscontemporánea.

—¿Oscura o luminosa?

—Aún no sabemos si será oscura o luminosa. El libro es bastante ceniciento porque es más lo que se pierde que lo que se gana. Parece que será una edad dulce porque trae cosas como mayor esperanza de vida, enfermedades que se combaten y menos hambre. Yo no soy tan optimista y exhorto a pensar desde una perspectiva de futuro, anticipándonos para hacer los cambios desde el presente y con menos dramatismo.

—¿En lo político y lo económico, cómo vislumbra este nuevo tiempo?

—El cambio no se expresa solo en las grandes magnitudes sino también en cuestiones domésticas como el amor, la educación, el comercio. En las cuestiones ‘trascendentales’ como la economía y la política somos escépticos, pero un cambio de era no significa borrón y cuenta nueva.

—¿Qué pervivirá?

—Conquistas de la edad contemporánea como los eslóganes de 1789, pero va a ser más difícil aplicarlos porque frente a las factorías norteamericanas del pensamiento de la derecha no hay otro sector influyente.

—¿Las mujeres van a ser protagonistas de esta era?

—Hay tres colectivos en los que tengo esperanza. La juventud, porque frente al discurso de que está perdida, son los jóvenes los primeros que se adaptan a estas nuevas realidades. Las mujeres, porque veo la construcción de utopías con firma de mujer y las personas mayores en la medida que abandonen su conservadurismo. Ahora son un sector de consumo por pensiones dignas y abundantes, pero no van a ser necesarias porque hay otras economías (China, etc) y nadie se va a preocupar de ellas.

—¿Cabrá el sindicalismo en esta quinta era de la Historia?

—Cabrá alguna forma de sindicalismo, pero tendrá que ser más personal, igual que las relaciones. El trabajo cambia mucho y los proyectos colectivos son complicados. Iremos a un sindicalismo casi de pareja. Más cercano a los individuos y menos de predicadores.

—Y cómo barrunta el tema que todo lo tapa, o la llamada cuestión catalana.

—Hay dos cosas importantes. La primera que frente a lo global iba a surgir la reivindicación de lo local. Va a haber muchas y algunas van a ser violentas. En segundo lugar, tenemos que pensar que el mapa de Europa es el más cambiante de todo el planeta. Creo que es posible el cambio. Preferiría que fuera de una manera racional y menos absurda y ridícula que lo que estamos viendo.

—¿El mapa de Europa cambiará por España?

—Puede suceder que España sea una célula inicial. Checoslovaquia se crea en 1917 y se separa en 1992. La naturalidad puede suceder en España.

—¿Quiere decir que ve a España sin Cataluña?

—¿Por qué no íbamos a ponernos de acuerdo? Si se eligen estas fórmulas que estamos viendo habrá violencia, pero la historia es un cambio constante también de los mapas. Si las reclamaciones son justas no tiene por qué haber broncas. Tan nacionalistas son los catalanes aunque sean de circo, como los nacionalistas españoles por muy serios que parezcan.