cultura ■ LIBROS
«Se puede ganar más tratando bien a la gente que trabaja contigo»
Enrique Mendoza, es abogado y escritor
Lugar: Club de Prensa del Diario de León. Gran Vía de San Marcos, 8 (entrada por calle Fajeros).
Hora: 20.00.
VERÓNICA VIÑAS | LEÓN
Pertenece al selecto club de los mayores de 50 años, lo cual, en su opinión, le otorga la capacidad de decir lo que piensa sin complejos. Se presenta como padre de siete y marido de una. Autor de Viva mi gente, el abogado leonés Enrique Mendoza Díaz reúne ahora en Opiniones de un opinante las tribunas que ha publicado durante los últimos tres años en este periódico. Hoy presenta el libro, a las 20.00 horas en el Club de Prensa, acompañado por el director del Diario de León, Joaquín S. Torné.
—¿Qué se va a encontrar el lector en ‘Opiniones de un opinante’?
—Las tribunas que he publicado en el Diario desde marzo de 2014 hasta agosto de este año. Se trata de unos años muy interesantes. Cada tribuna lleva el día de publicación, porque las opiniones hay que inscribirlas en su fecha. Son 51 tribunas. El denominador común es la ética de todos los días, la auténtica regeneración. Dejamos de lado el impacto que tenemos en otras personas, por eso es necesario un cambio ético.
—¿Se aplica el cuento?
—Claro. Es fácil hablar de los demás, pero las empresas e instituciones son entes abstractos. La sociedad será lo que cada uno de sus miembros quieran que sea.
—El libro lo prologa el diputado de Ciudadanos Francisco Igea, ¿son amigos o comparten ideas políticas?
—Somos amigos. No es un libro de partido, aunque algunos de los planteamientos que defiendo se identifican con el espíritu naranja. Una cosa es opinar y otra escribirlo. Durante el proceso del libro me di cuenta de que hay una fecha que sí me ha influido y es lo que yo llamo el club exclusivo de los 50, que cumplí hace dos. Antes te pensabas las cosas dos veces o te cortabas. A partir de los 50, cada vez dice uno con más claridad lo que piensa y sin complejos.
—¿Por qué hay tanto abogado escritor?
—No lo sé. Nos pasamos la vida hablando y, para hablar con fundamento, antes hay que pensar y escribir. Fui directivo de una multinacional y de esa experiencia salió Viva mi gente, donde defendía que se puede ganar tratando bien a la gente que trabaja contigo. Si tratas bien a tu gente, ellos se van a volcar en el trabajo.
—En sus tribunas ha abordado desde la quiebra de Lehman Brothers a la moda del ‘sincorbatismo’. ¿Hay algún tema que se le resista?
—Me encanta escribir, leer y pensar. Disfruto el antes, el durante y el después. Me encanta leer periódicos y hay temas a los que les doy vueltas en la cabeza. No hay ningún tema que se me haya resistido.
—¿Escribir con tanta libertad le ha granjeado más amigos o enemigos?
—Enemigos, no me consta; amigos, muchos. La gente sabe que me gusta recibir retroalimentación de lo que escribo y me dicen si están o no de acuerdo.
—En su blog tiene el lema: «Me interesan las personas y las organizaciones que promueven el respeto, garantía de un mundo mejor...».
—Estoy convencido de ello. Y también de que hoy es siempre todavía. Esto es muy machadiano. Yo soy un optimista. Uno siempre está a tiempo de ver las cosas medio llenas. También creo que el respeto es fundamental en todos los ámbitos, es un valor que tiene muchos matices positivos y no pasa de moda.
—¿Qué libro tiene en la mesilla?
—Soy de leer varios libros a la vez. Estoy leyendo la edición de El Quijote de Andrés Trapiello; La vida a medias, de Avelino Fierro; y Posmodernos, de Ignacio Fernández Herrero. Me ha encantado León, entre recuerdos y añoranzas, de Gregorio Fernández Castañón, que tiene unas fotos espléndidas. Y el último que acabo de comprar, pero todavía no lo he comenzado a leer, es Cumplo 40, de Miguel Ángel Cercas Rueda.
—¿Es amante del libro como objeto?
—Estoy en un proceso de transición. Me encanta el papel. En 25 años he hecho once mudanzas, y no de una calle a otra, sino de España a Francia, Chile o México. Guardo recortes subrayados de periódicos y tengo miles de libros y nunca los he perdido en los traslados. Ahora estoy intentando leer libros electrónicos, que no ocupan espacio, pero me cuesta. La desventaja es que no los puedes compartir.