Subastan la obra de Valdesaz, el amigo leonés de Picasso

verónica viñas | león

Trabajó con Buñuel, dirigió a Catherine Deneuve y fue amigo de Picasso y Mario Vargas Llosa. Sin embargo, José María Gutiérrez, un polifacético director de cine y pintor, conocido como Valdesaz en su faceta artística, sigue siendo un desconocido en León. Ahora, una veintena de sus acuarelas y dibujos se subastan en la web todocoleccion.net. En sus obras, según algunos críticos, se percibe cierta influencia y conexión con el autor del Guernica. Las acuarelas que salen a la venta tienen un precio que oscila entre los 150 y 550 euros; y el dibujo a lápiz de un cazador, 50 euros.

Su vida es tan apasionante como su trayectoria profesional. José María Gutiérrez González —que en algunas películas figura como Gutiérrez Santos, empleando el segundo apellido de su madre— nació en Valencia de Don Juan en 1933. El premio Nobel Mario Vargas Llosa, a quien Valdesaz conoció en sus primeros años en París, escribió del cineasta leonés: «Era generoso, limpio de espíritu, noble, terco, leal y de una franqueza que se parecía a la brutalidad. Yo me burlaba de él citándole a Vallejo: ‘Español de puro bestia’. Entre tanta gente que me ha tocado conocer, nunca me topé con nadie que fuera tan naturalmente íntegro como José María, tan transparente, tan impráctico, tan sin dobleces y, por eso mismo, condenado a romperse la crisma en todas las empresas en que se embarcó».

A veces, la humildad tiene un precio. Y el de Valdesaz ha sido el del olvido. Firmó una decena de títulos como ayudante de realización junto a cineastas como Mario Camus o García Berlanga, ocho películas como guionista y otras seis como director, como Pantaleón y las visitadores, que Paramount exigió que firmara junto al autor del texto, el escritor peruano Mario Vargas Llosa. La película, cuyo director de fotografía era el nieto de Renoir, fue prohibida por la censura alegando razones de «seguridad del Estado, del orden público interior y de la paz exterior». «Por la noche, como dependíamos de Paramount, veíamos lo que rodaba a la vez Francis Ford Coppola en El padrino 2», recordaba en una entrevista José Sacristán, que encarnaba a Pantaleón. Al final, tanto Vargas Llosa como Gutiérrez acabarían calificando su propia película como «funesta».

Entre las cintas más conocidos del realizador leonés hay que destacar Scherezade y, sobre todo, ¡Arriba Hazaña! (1978), protagonizada Fernando Fernán Gómez, Héctor Alterio y José Sacristán. En esta película José María Gutiérrez se adentra en un internado dirigido por curas en el que los alumnos los alumnos se sublevan contra sus superiores; un perfecto paralelismo con los acontecimientos de un país en los albores de la Transición, harto de sufrir la tiranía del franquismo.

«Se llamaba José María, era leonés, de familia campesina, había estudiado Derecho en Salamanca pero no alentaba la menor intención de practicar la abogacía porque quería ser pintor. Nos hicimos muy amigos y todo el tiempo que vivió en Francia nos vimos casi a diario, aunque fuera un momento, para pasar revista a los acontecimientos del día, tomando un café», escribía Vargas Llosa en un artículo publicado en el diario El País en 2007 recordando al cineasta fallecido unos meses antes. El escritor Luciano G. Egido, amigo durante 50 años de José María Gutiérrez, rectificaba días después al Nobel: «Su padre era un acreditado veterinario en Valencia de Don Juan, y su madre era maestra de corte y confección, en ejercicio, y aficionada a la literatura, pues en su vejez -murió a los 104 años- escribió un par de ingenuas novelas, que José María me hizo llegar».

El pintor y director de cine leonés José María Gutiérrez. DL