MINORÍAS ABSOLUTAS
Infraestructuras
Todo necesita ese algo que lo constituya: armazón y contenido para configurar una realidad que aporte y no sea sólo visión calmada y pseudo estética. Pero en esta provincia nuestra —me temo que en tantas y tantas más— la parafernalia triunfa por encima de lo necesario de una manera estrepitosa.
Hoy quiero referirme a dos situaciones que claman el cielo, y tal vez por eso, poco importe a los que gobiernan en la tierra. Una de ellas es la injustificable realidad de que, en un municipio que roza los 19 mil habitantes, sigan sin tener un instituto de enseñanza secundaria donde estudien los jóvenes que allí viven. Hablo del Ayuntamiento de Villaquilambre y las circunstancias que lo definen. Resulta que las condiciones para asumir que una sociedad es próspera es su crecimiento social. En una época donde las poblaciones van perdiendo habitantes, los políticos se jactan de los pocos lugares donde la gente se asienta y quiere generar hogar. Pero luego su función, la de adecuar las instalaciones e infraestructuras a las necesidades de la sociedad generada, empieza a renquear y se diluyen las esperanzas de ese crecimiento que tanto les hinchan las pecheras.
Esto ocurre en Villaquilambre desde hace ya bastante tiempo. Muchos son los habitantes que dejan sus impuestos en esta población, pero muchos también los que sufren que la bonanza administrativa no se traduzca en infraestructuras que dignifiquen su lugar. Ya lo hemos visto con los barracones de Los Adiles en Villaobispo (municipio perteneciente al Ayuntamiento de Villaquilambre) y seguirá viéndose cuando todos estos alumnos de primaria quieran estudiar la secundaria en un centro público.
De igual manera vivimos en nuestra ciudad el ninguneo que recibe el Conservatorio de música. Un lugar donde se han forjado grandes profesionales de nuestro panorama musical, que goza de predicamento y aceptación por parte de la ciudadanía y el alumnado y que, para nuestros representantes, no es suficiente. En este caso la propuesta que viene de la Junta es sesgar en vez de regar para crecer. Así se viven las ganas de las instituciones por ampliar, cultivar y mejorar nuestro crecimiento intelectual.
Es inaudito que a estas alturas sigan queriéndonos hacer creer que no hay dinero para estas cosas. Es insólito mientras vemos estupefactos cómo todas las administraciones dilapidan efectivos económicos en obras que no sirven para casi nada. Centros cívicos de varios millones que están prácticamente vacíos y sin apenas personal, mega infraestructuras que suponen una deuda por décadas y que en su retraso comen los recursos que año tras año se necesitan para lo importante. Obras como las de la Plaza del Grano que nadie quiere pero se imponen a golpe de decreto y tantos más etcéteras. Luego la culpa se la echan unos a otros.
Representantes municipales, autonómicos y nacionales, hagan más por lo imprescindible y dejen de culparse unos a otros. Escuchen a sus representados: aúnen fuerzas para conseguir un Conservatorio digno para León y un Instituto de secundaria para Villaquilambre ya.