CULTURA ■ ARTE
Karlos Viuda: de Rothko al segundo milenio
El inquieto artista leonés presenta en Vela Zanetti su muy imaginativa ‘Pröteik’
marcelino cuevas | león
Karlos Viuda es uno de los artistas leoneses del nuevo milenio. Sus obras son siempre sorprendentes. Sus series evocan imaginativamente escenarios diferentes. Son trabajos que están llenos de diversidad, de creatividad y, en muchos casos, de optimismo, de buen humor. «Mi obra —dice— se ha caracterizado por ser muy cambiante formalmente, aunque conceptualmente no es así. Siempre he utilizado el formato-serie para desarrollar mis proyectos expositivos y, en esta ocasión, tomé unas muestras de esas series para construir la exposición total, buscando con ella la sensación de ser una exposición colectiva».
Son casi veinte años de trabajo lo que puede admirarse en esta exposición de la Fundación Vela Zanetti. La vieja galería, con las obras de Viuda en sus paredes, ha cobrado nueva vida. Desde sus referencias al mítico Mark Rothko al arte pobre, a los objetos recogidos de las orillas de los ríos o del mar, todo le sirve a Karlos Viuda para crear belleza. Sus obras, además del correspondiente contenido conceptual, tienen siempre implícita en ellas la impronta del tiempo, del transcurrir de la vida, de las huellas de la erosión.
«La exposición la he titulado Pröteik, palabra que hace referencia al término ‘proteica’: que cambia de formas o de ideas», dice. Y así es, en la exposición pueden verse las estructuras mágicas que el artista consigue con pequeños objetos acumulados en sus obras. En la exposición se aprecia el valor que cobran las texturas en sus cuadros. Cómo es capaz de combinar los colores con esas misteriosas esculturas orgánicas que parecen proyectos de seres inventados, de nuevos monstruos que aún solamente están en su imaginación, pero que en cualquier momento pueden cobrar vida.
Karlos Viuda es un personaje misterioso, ni pintor, ni escultor, ni inventor de instalaciones, ni creador de chistes visuales… pero todo eso a la vez. Un artista multidisciplinar que va por las autovías del tiempo circulando en su bicicleta con alforjas y que de vez en cuando llena de venturosas sorpresas una galería de arte.