CULTURA ■ PATRIMONIO
El artesonado oculto del que nadie habla
Data del siglo XVI, está escondido en un pequeño pueblo del municipio de Gradefes y exhibe una decoración maravillosa de cruces, animales, flores y otros motivos. Poco conocido y divulgado, el artesonado de Villarratel se encuentra en mal estado, acosado por humedades; el Ayuntamiento busca cómo restaurarlo..
Lo dice uno de los pocos, muy pocos, vecinos del pueblo y uno no sabe si se refiere a la joya que encierra su templo parroquial o a la propia localidad, Villarratel, una de las 19 que componen el municipio de Gradefes: «Es una pena... ¡va todo al suelo!», susurra en el interior de la iglesia, con la mirada puesta en el bellísimo artesonado que sigue resistiendo, casi cinco siglos después, entre el tejado y el altar de esta —por fuera— humilde iglesia.
De hecho, y como pasa en muchos de los templos leoneses que cuentan con maravillas interiores como ésta, nada prepara al visitante para la contemplación de una armadura cuyos tirantes se encuentran inextricablemente sujetos entre sí, y embellecida con todo un cosmos decorativo a base de cruces del más diverso tipo, flores, hexapétalas y también animales como aves, caballos y cánidos. Data del siglo XVI y, a pesar de su enorme valor, se encuentra en muy mal estado: las humedades, ese gran enemigo de estos auténticos milagros de la artesanía realizada en madera, están diluyendo y haciendo desaparecer algunas de las pinturas, además de dañar y resquebrajar la estructura en varias partes.
Desde el Ayuntamiento de Gradefes se manifestó al Diario su preocupación por el estado de este bien patrimonial, así como su intención de solicitar a la Diócesis una adecuada restauración. Reparación que, como ocurre siempre en el caso de estas filigranas mudéjares, será inevitablemente compleja: «Siempre es más complicado rehabilitar un artesonado que un retablo», comenta el responsable de Patrimonio del Obispado legionense, Máximo Gómez Rascón, que conoce bien el estado de éste en concreto. «La clave de los artesonados es que forman parte de la propia estructura del templo, y además en cuanto empiezan a presentar problemas hay que tener mucho cuidado; un solo tirante que falla puede hacer que todo el conjunto se vaya al suelo», continuó.
Emparentado con el espectacular artesonado de Valdesaz de los Oteros (éste sí, ya restaurado, entre todo un océano de artesonados que aún esperan su turno) y con otros del Sur leonés y de la Montaña —el de Villacé aún aguarda una prometida actuación—, la joya oculta de Villarratel está en la mente del actual equipo de gobierno de Gradefes para que una vez reparado integre una futura y más amplia Ruta de los Monasterios junto con puntos como las iglesias de Villarmún y de Santa Olaja. De momento ya han hilvanado los cenobios de Gradefes, Escalada y las ruinas de Eslonza en un itinerario guiado que ha gozado de gran afluencia en verano.
La decena de habitantes de Villarratel también hace ver el delicadísimo estado de una de las campanas de la iglesia, y su riesgo cierto de desplome. Son pocos vecinos pero una cosa sí tienen clara: que su supervivencia está ligada a la de su patrimonio.