Cultura ■ Novela romántica
La escritora más leída de España: «El amor caduca como los yogures»
Megan Maxwell vende sus libros como churros gracias al tirón de ‘Cincuenta sombras de Grey’ Sus fans se tatúan el símbolo guerrero que luce la escritora.
Hubo una época en la que los lectores de novela romántica escondían sus afectos literarios bajo papel de estraza. Primero tenían que buscar los ejemplares, almacenados en pasillos recónditos de las librerías, pagar con un gesto de circunstancias, y forrarlos después como escolares para esquivar miradas desaprobadoras mientras los devoraban en público.
El fénomeno que supuso Cincuenta sombras de Grey marcó un punto y aparte, elevando de categoría a la novela erótica y también a la novela romántica, que bajo su ala logró un sitio destacado en las mesas de novedades e incluso un mano a mano con autores de renombre en el circuito literario. A muchos de ellos se les llevan los demonios con la irrupción; otros se consuelan en la esperanza de que esos lectores recién estrenados lleguen para quedarse, amplíen su radio de afectos, y lleguen hasta ellos.
No es una cuestión baladí. La mayor representante de ese género, Megan Maxwell, es de lejos la escritora más leída en España, aunque su nombre apenas se mencione en el circuito literario clásico. Los datos son apabullantes. Tiene 32 novelas publicadas, su obra se traduce a diez idiomas y se distribuye en 24 países distintos. En los últimos cinco años ha vendido 1.700.000 ejemplares y se ha convertido en la niña bonita de la editorial Planeta. Su DNI dice que se llama María del Carmen Rodríguez del Alamo Lázaro y que nació hace 53 años en Nuremberg, Alemania, pero hace tiempo que abandonó su nombre para presentarse a los lectores con su alter ego literario. En casa la llamaban ‘Nena’, pero ahora hasta su madre la llama Megan.
El mismo nombre que corea su legión de seguidoras. Se autodenominan ‘Guerreras Maxwell’ y la reconocen por la calle, en el aeropuerto... y en el supermercado.
«El mayor número de fotos que tengo con seguidores es en la sección del pollo», bromea. La acompañamos en un viaje a Escocia, escenario fetiche de algunas de sus novelas, y al aterrizar en Edimburgo se produce la magia. «¿Megan? ¿Eres tú? ¡Eres tú!». Dos chicas jóvenes se acercan a la autora emocionadas, le piden una foto y charlan unos minutos.
La tribu de Megan
Ya no recuerdo cuándo fue la primera vez que me pararon por la calle, pero aún me sigo sorprendiendo del cariño que recibo», explica con naturalidad. Mantiene a su tribu unida dedicándoles tiempo y atención. Trabaja de 9 a 9 escribiendo y se ocupa personalmente de sus cuentas en redes sociales. Lo primero que hace por la mañana es actualizarlas y responder uno a uno correos y mensajes. Después de la cena llega la hora de responder a los seguidores del otro lado del charco. Es fácil que le den las tres de la mañana respondiendo a preguntas, sugerencias y parabienes desde su iPad.
Sus fieles responden comprando sus libros, organizando quedadas y arropando a la autora en cada firma de libros. Incluso se tatúan el mismo símbolo guerrero que la propia Megan luce en el antebrazo. «Una ‘guerrera’ me llevó al baño durante una quedada en el País Vasco, se desabrochó los pantalones y me enseñó el tatuaje que llevaba en el pubis: era la frase ‘Pídeme lo que quieras’, como el título de mi primera novela erótica», relata asombrada.Ese género, el erótico, fue la clave de su ascenso hace cinco años a la lista de los más vendidos. En ese momento ya tenía un contrato editorial y publicaciones regulares.