Visión de los Picos de Europa

marcelino cuevas | león

Joaquín Besoy Posada no siempre ha sido pintor. Hace bastantes años recorría los Picos de Europa con un rebaño de vacas. Así conoció cada valle de este singular enclave. Así pudo pintar después, gracias a los apuntes de su juventud, hermosas visiones de Riaño y su entorno antes de que las aguas lo cubrieran todo.

Paisajista puro, ajeno a las modas, se ha especializado a lo largo de su trayectoria en plasmar en los lienzos su profundo conocimiento de la belleza natural de los Picos de Europa y de todo el Valle de Liébana. Pero no se limita el artista en retratar los lugares que tan bien conoce, sino que los interpreta, que a partir de la visión directa o de la fotografía, es capaz de retratar el alma de esas inmensas montañas acariciadas casi siempre por el velo mágico de la niebla. Y, también, de esos valles que son contenedores de todos los colores del arco iris en sus flores.

Besoy Posada sobresalió desde edad temprana por su inclinación y buena aptitud para el dibujo, faceta que le acompaña desde entonces. Artista autodidacta, hace ya unos años que decidió dedicarse por entero a su auténtica vocación, la pintura.

Con las distintas exposiciones en galerías y salas de diversas instituciones, ha obtenido premios y el reconocimiento de la crítica y el público, y algunos de sus cuadros sobre Liébana y los Picos de Europa se encuentran en museos y colecciones particulares, dentro y fuera de España.

Su pintura, como la del navarro Elías Garralda, con quien compartió lugar y paisaje, se ha enfrentado a un espacio natural y único, donde reinan las montañas y los valles albergan riquezas culturales y patrimoniales de prestigio universal.