La voz de la ‘reina’ Aretha Franklin se hace eterna
Falleció ayer en Detroit, a los 76 años, víctima de un cáncer de páncreas .
antonio m. guirado | madrid
Aretha Franklin, ‘la reina del soul’ y una de las voces más impresionantes de la historia de la música, que pidió a rabiar Respect y enterneció al mundo entero al ritmo de I Say a Little Prayer , murió ayer a los 76 años en su casa de Detroit (Estados Unidos). En los últimos días, medios locales informaron de que Franklin, con una salud muy deteriorada debido a un cáncer de páncreas, había estado en su residencia esperando a fallecer acompañada por sus seres queridos.
Aunque durante mucho tiempo circularon informaciones sobre su cáncer, la cantante siempre fue muy discreta sobre su salud y no lo confirmó. Se apaga así una voz eterna e incomparable, todo un símbolo estadounidense. Franklin, una de las artistas más influyentes de la industria, fue condecorada en vida con la Medalla Presidencial de la Libertad (el mayor honor civil que se concede en Estados Unidos) y con la Medalla Nacional de las Artes, además de ser incluida en el Salón de la Fama del Rock and Roll y recibir 18 premios Grammy.
Ya lo dijo el reverendo Al Sharpton en 2008 cuando la Fundación MusiCares le entregó a la diva el premio honorífico Persona del Año de los Grammy, meses antes de la elección de Barack Obama como presidente de EE UU: «Podemos debatir sobre quién será el presidente, pero no hay debate alguno sobre quién es la reina», afirmó.
Más de cuatro décadas sobre los escenarios dan para mucho cuando a un mito se refiere, y así lo certifican sus más de 40 álbumes y haber sido proclamada por la revista Rolling Stone como la mejor cantante de la historia. Franklin, nacida el 25 de marzo de 1942 en Memphi, comenzó cantando en Detroit, donde creció, en la iglesia de su padre, el reverendo C.L. Franklin, y realizó sus primeras grabaciones de góspel con 14 años junto a sus hermanas, mientras aprendía a tocar el piano de oído. El padre de Franklin, casado era conocido como «la voz del millón de dólares» por sus sermones y contaba con Martin Luther King entre sus amigos más cercanos. Tras rechazar las ofertas de Motown y de RCA Label, Aretha Franklin firmó con Columbia Records y se mudó a Nueva York. Allí grabó su primer sencillo, Today I Sing the Blues . Pero fue con Atlantic Records donde halló su verdadera identidad y empezó a saborear las mieles del éxito. En 1967 versionó Respect , de Otis Redding, y aquel inolvidable tema la llevó al número uno de ventas en EE UU.
Con el engrasado acompañamiento del grupo The Muscle Shoals Sound Rhythm Section en el estudio, Franklin llevó la intensidad y la pasión del góspel a temas y espacios profanos como las reivindicaciones feministas o raciales.
Este salto fundamental de la iglesia a la calle, clave en la génesis del soul, situó a Aretha Franklin en los años sesenta al mismo nivel de otros genios del género como Sam Cooke, Otis Redding o James Brown.