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«La tradición es una materia prima creativa inagotable»

El Diario sigue ofreciendo este mes el nuevo disco de Manuel Herrero, Montañán.

Bajo el nombre de Montañán, Herrero se ha inspirado en sus propias vivencias familiares. DL

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León

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e. gancedo | león

Tiene nombre de cumbre pero en realidad es pueblo de tierra llana, de tapial, teja y palomar, surco hondo y legua larga. Paisaje humilde y paciente que no alza la voz... pero que cuenta con su propia tradición oral y musical amasada a lo largo de incontables siglos. Es San Miguel de Montañán, al sureste de León, poco antes de la raya con Valladolid. Y es el pueblo que ha inspirado al músico Manuel Herrero para componer La abuela canta , disco que Diario de León ofrece a sus lectores también durante este mes de septiembre, por 5,95 euros más el cupón que figura en el lomo del periódico.

«Para escribir estos temas, para grabar este disco, me he inspirado en recuerdos y lugares... por ejemplo, cuando acompañaba a Laudelino con sus ovejas en el valle, o cuando me subía a un trillo, o iba con mi abuelo al palomar, o ayudaba a mi abuela a hacer dulces en el horno de casa —desgrana Herrero—. Todos esos momentos son los que he ido convirtiendo en canción; aunque también he incorporado nuevos ‘habitantes’ a este paisaje, como es el caso, en una de ellas, de mi hija de dos años».

Canciones que hablan de pastores, del zorro o ‘maese raposo’, de pardales, del rumor de los álamos, de piedras de afilar... «Creo que la tradición es una materia prima inagotable. La vida de estos pequeños pueblos está muy ligada a la naturaleza y en ella constantemente está sucediendo algo, con lo cual siempre se encuentran argumentos para componer una canción —reflexiona el artista—. Con otros estilos me resulta más complicado encontrar algo interesante de lo que hablar, pero con la música folk me resulta mucho más sencillo. Porque los habitantes del lugar del que hablo hacían precisamente eso, convertían en canción aquello que les rodeaba».

Preguntado por la moda de los sonidos ‘del norte’, y de la música celta, Manuel Herrero, que además de su faceta musical es cámara de estudio en Mediaset, cree que, muchas veces, «hemos buscado la identidad, o la manera de expresarnos, utilizando fórmulas que nos quedan lejos». «La música como la que tradicionalmente se ha escuchado en Tierra de Campos —proseguía— ha caído en el olvido, es una música que, al igual que la celta, tiene mucho que ver con lo medieval, con lo juglaresco, con lo popular. Canciones en su mayor parte cantadas y tocadas por gentes con otros oficios, componiendo rimas que hablaban de lo que les había sucedido, de lo que tenían alrededor y llamaba su atención. En forma de jota, de romance… coplillas de tono alegre unas veces y melancólicos o de añoranza otras, de amores y desamores, de los trabajos que realizaban y que se transmitían de generación en generación. Esa tradición oral, esa memoria musical privilegiada que he tenido la suerte de disfrutar con mi abuela, la he tenido siempre presente a la hora de elaborar el repertorio de este disco». Y asegura Manuel Herrero que su pretensión ha sido la de «intentar que estas músicas, y con ellas estas gentes y estos paisajes, no caigan en el olvido. Dar vida, con nuevas canciones, a un estilo que viene de tan lejos… y que no dejemos de cantar en bodegas y reuniones de amigos y familia».

Si se le pregunta por sus temas favoritos, menciona Hojas de mis días sobre el agua («me gusta esa comparación de mi vida con la de un río, remontándome hasta su nacimiento y llegando hasta el mar, un poco como hiciera Jorge Manrique»), El pastor de mi pueblo y la que da título al disco, La abuela canta , «por su gran carga emocional».

Herrero estudió Imagen y Sonido y desde el año 1991 desarrolla su carrera profesional como cámara de estudio y retransmisiones en Telecinco primero y ahora en Mediaset. Se dio a conocer en 2015 como cantautor con la edición de su primer disco, Buscando palabras , de estilo pop-rock, y ahora ultima el segundo, Peces de colores .

En cuanto a por qué dar a conocer esta producción a leoneses de todas las comarcas, expone: «Creo que el retrato de un pueblo concreto, de una zona de León, más allá de lo que signifiquen mis recuerdos personales, puede llegar a interesar a muchas personas, que al escuchar estas canciones puedan llegar a sentirse indentificadas con ellas, unas porque lo han vivido y otras porque quieren saber cómo han vivido sus abuelos. Seguro que a la gente del Bierzo, o del Páramo, o de la Montaña, le resultan familiares muchas de las escenas que retratan estas canciones. Espero que todas esas personas disfruten y sientan este trabajo con la misma emoción y cariño que yo sentí y deposité al grabarlo».