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La magia de los lápices digitales

El Camarote Madrid presenta una sorprendente muestra de Javier Sahagún.

El dibujante Javier Sahagún y algunas de sus creaciones. CUEVAS

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León

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marcelino cuevas | león

Las mini-exposiciones de los primeros miércoles de mes en el Camarote Madrid son, normalmente, como fervorosas jaculatorias, intensas pero con la intención de un aperitivo, la de abrir el apetito, la de dejar al espectador con ganas de más. Pero hay ocasiones en que se abre la pantalla, el pequeño espacio se convierte en un espectacular cinemascope y surge el milagro. Y un acontecimiento extraordinario tiene lugar estos días gracias a la muestra del artista leonés Javier Sahagún.

Son dieciséis los cuadros que acoge la pared cultural del camarote. Sahagún nos invita a conocer su virtuosismo al dibujar y pintar empleando la tableta digital. El artista leonés, aunque actualmente poco conocido, lleva ya muchos años en el mundo del arte, como mínimo desde hace unos treinta, cuando sus inclinaciones le llevaron al mundo del cómic. Pero veintiún años después de su última exposición ha regresado con enorme fuerza. «Tras tantos años sin apenas usar mis añorados lápices y pinceles —explica—, he vuelto al punto de origen donde se fraguó todo lo que ahora soy. He vuelto a pintar. Los últimos treinta y tres años he estado desarrollando proyectos como diseñador gráfico, que me han aportado otra perspectiva y enriquecedores conocimientos; pero el vertiginoso ritmo impuesto por la profesión eclipsó notablemente mi faceta artística, dejando escaparse unas pocas obras que quedaron ocultas en mi descuidado archivo y en la pared de familiares y amigos».

En su regreso se enfrenta el artista a las vetustas piedras que sirven de pilares a la capital leonesa. La Catedral, la plaza del Grano, Ordoño II, San Isidoro, San Marcos, la monumental fuente del Jardín de San Francisco, la Calle Ancha, el Húmedo… y otra vez la Catedral. Dibujos o pinturas, según se miren, que engrandecen nuestros monumentos y muestran que Sahagún es un enorme dibujante.

Y el artista desvela los secretos de su técnica: «Actualmente —asegura—, los fabricantes de tabletas digitales y los desarrolladores de software de alto nivel han conseguido crear unas herramientas capaces de asemejarse a las técnicas tradicionales con unos resultados tan sorprendentes que se han convertido en mi nueva pasión. Los trazos, los cambios de color y la elección de los pinceles son más rápidos que con las técnicas tradicionales, permitiendo más experimentación y depuración, pero su dominio es muy complicado».

Y con estos elementos el artista puede realizar unos impresionantes grabados digitales. «Es una nueva forma de expresión —comenta— que ha ido introduciéndose en las galerías más vanguardistas y en las colecciones más prestigiosas. Al no existir obra física, para materializarla se emplea uno de los más sofisticados métodos de reproducción, la digigrafía. Son impresiones realizadas en modernísimos sistemas equipados con tintas especiales, capaces de soportar el paso del tiempo y sobre papeles de algodón libres de ácido y con pH neutro de calidad museística. Existen solo unos pocos talleres especializados en este tipo de reproducciones artísticas certificadas, que son selladas y numeradas como series limitadas, firmadas por el autor, ofreciendo así la garantía de su autenticidad».

Javier Sahagún ha conseguido en la inauguración de su muestra que los invitados casi se olvidaran de los calamares, la cecina, las croquetas y demás delicias ofrecidas por Javi Camarote y dedicaran toda la atención a sus espléndidos dibujos.