San Isidoro tiene la única pieza vikinga de Iberia
Las investigadoras del Proyecto Tesoro creen que llegó como regalo de una boda real.
ana gaitero | león
Es una pieza diminuta, con 4,4 centímetros de alto, pero encierra un gran misterio. ¿Cómo llegó al tesoro real leonés de San Isidoro la que constituye la única obra de arte vikingo que se ha localizado en la península ibérica? «Es probable que se tratase de un regalo de boda relacionado con una mujer del norte que llegó a la Iberia para casarse», señaló ayer Nancy L. Wicker, de la Universidad de Misisipi, USA, en las jornadas sobre el Proyecto Tesoro celebradas en el salón del Pendón de San Isidoro.
La investigadora explicó que esta pequeña pieza cilíndrica, de paredes horadadas y hecha posiblemente con asta de ciervo. Pudo ser un relicario, como tantos otros que alberga el museo isidoriano, pero esta experta es más partidaria de pensar que fue usada como cajita de hierbas aromáticas «con el fin de aportar olor en lugar de ser vistas a través de los agujeros».
Asimismo, piensa que el objeto fue hecho a propósito para una persona que «supiese apreciar el estilo zoomorfo de la ornamentación vikinga y el uso exótico de esencias aromáticas desconocidas en el norte».
Una vez comparada con otros objetos vikingos ha encontrado que su tallado tiene una gran similitud con el estilo ornamental Mammen de la cultura vikinga (s. X-XI), así llamada por un hacha con incrustaciones de plata que se encontró en la localidad danesa.
La infanta Cristina, hija única del rey de Noruega, es una de las que, según la teoría de Wicker, pudo traer esta pieza exclusiva. Se casó con Felipe, un hermano de Alfonso X el Sabio. Pero pudieron ser otras mujeres. El rasgo distintivo del objeto leonés es el ave rapaz con las alas desplegadas y con la cabeza tallada en tres dimensiones que aparece en la base. Analizado con técnicas microscópicas, se ha visto que tiene restos de unos colores diferenciados como son ojos rojos, cabezas verdes, naranja en el cuerpo, azul en las piernas y amarillo en los cuerpos menores, así como marrón en las alas. La investigadora cree que aunque la caja está puesta con la cabeza abajo, el «ave debería mirar hacia abajo, proyectándose desde la parte superior del bote como una gárgola».
Nancy L. Wicker destacó también que «algunas joyas de metal tienen decoración horadada pero no existe ningún otro ejemplo de arte vikingo realizado en marfil, cuerno o asta con este tipo de decoración más allá de la pieza de León». Esta pieza vikinga que está en el Museo de San Isidoro fue la estrella de la jornada de ayer. Queda mucho por saber de ella. «El lugar donde se talló pudo haber sido en cualquier parte del mundo vikingo, desde Rusia hasta las islas británicas», afirmó.la profesora Wicker. Y